Son impresionantes los contrastes que muestra nuestro país. México pasa por severos problemas económicos con la caída abrupta de la industria petrolera en sus diversas actividades, sobre todo, nos pega los precios de nuestra mezcla y la poca competitividad que tenemos en este mercado. La paridad cambiaria afecta las importaciones y nuestra balanza económica respecto a nuestro poderoso vecino esta cada día más endeble. La inseguridad producto de la impunidad coloca a México entre los más violentos de mundo, situación nada honorable para una de “las doce economías” más importantes.
Por eso, Enrique Peña Nieto hace un llamado a la unidad, a cerrar filas en torno a su gobierno porque solo juntos se puede avanzar en nuestros dilemas económicos, políticos y sociales. Se los pide en nombre de la República, a las tres órdenes de gobierno, y personalmente, a los presidentes municipales, legisladores locales y federales, así como gobernadores, congregados en la reunión de la Conago.
Escuchamos a un presidente sensible a los problemas, pero sobre todo a las soluciones. No se puede lograr nada sin el consenso de todos. No importa partido ni filiación política, pensamiento de unidad que permeó durante toda su intervención. No dejó de mencionar el presidente de México la necesidad de cerrar filas, como único camino viable para seguir adelante.
Unidad en el Congreso de la Unión, unidad en los gobiernos de los estados, unidad en los partidos políticos, unidad en los cuerpos policiacos y de seguridad, no como un capricho, sino como un método para encontrar soluciones en corto mediano y largo plazo y se entiende, que de no lograrse, viviremos angustias sin precedentes. Así lo entendemos todos, o al menos eso creemos.
Aquí en Tabasco tal parece que hay oídos sordos. Una simple elección, sin mayor importancia en la vida política por ser un procedimiento normal en la vida institucional de nuestro estado, es motivo de agresiones, insatisfacciones, acusaciones de unos a otros sin límite de tiempo. El cinismo raya en lo increíble. La desfachatez de los discursos y declaraciones, en la desvergüenza. La ambición por el poder, que no les corresponde, llega a la locura y cierto es, que el presidente Peña, esta pregonando su catecismo en el desierto. Ni los suyos lo escuchan.
Utilizan su nombre, los del PRI, sin autorización alguna para incitar a un “levantamiento en armas”: las diatriba, la mentira, la denostación, el insulto, la descalificación, las verdades a medias, las mentiras completas, los insultos y mucho más, son los falsos argumentos de los falsos profetas del derrotismo, que hoy, quieren seguir siendo los dueños de Tabasco.
Los de la izquierda radical, enemigos cantados del presidente priista y su política están de plácemes. Le dan La oportunidad en bandeja de plata y se suman con insultos y descalificaciones al grito de guerra en contra de la unidad que quiere el presidente Peña Nieto. ¿Estará el presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones enterado de lo que pasa en Tabasco? Las declaraciones de sus amigos y aliados son lapidarias en contra del presidente de México. ¿Las autorizó él? Habrá que preguntarle al Presidente.
Al presidente Enrique Peña Nieto verdaderamente le esperan tiempos difíciles. Con esos amigos, para que quiere a López Obrador.
