Siempre hemos ponderado la conducta de Arturo Núñez. En la vida, como a cualquier ser humano, siempre nos enfrentamos a nuestros propios aciertos y desaciertos, y el tiempo que siempre da la razón y la sinrazón hacia el final de los días de todo ser pensante, nos pasa factura para pagar la deuda de tus arrebatos o saldo a favor por tu bonhomía, producto ésta de tu moral, educación y buenas costumbres.

La pulcritud en la conducta de Núñez nunca se ha puesto en duda, porque nunca ha dado razón para pensar lo contrario. Como todos sabemos su trabajo interno personal para ser gobernador de Tabasco sufrió siempre vicisitudes que se veían en su momento devastadoras, sin embargo, llegó por encima de todas ellas y si se pensaba que aquella vieja camada de priistas se verían asoladas por su gobierno, su proceder ha sido impecable a la vista de todos los tabasqueños. Ni un solo comentario siquiera recordando tan infaustos momentos.

Su ejemplo de cómo ser gobernador, seguro será tan aleccionador o más cuando deje de serlo y pase a ser ex gobernador, no tenemos la menor duda. No estamos hablando de quien hizo más o menos, estamos hablando de las conductas y de lo que le quieres heredar a tus hijos y en eso está por demás decirlo, sus quehaceres humanos son irreprochables.

Que importante lección de vida para aquellos que así lo quieran sentir, ver al gobernador Arturo Núñez Jiménez saludando con franca sonrisa al ex gobernador Manuel Andrade. Cosas veremos y estaremos por aprender, Mío Cid, el agraviado, sin agraviar.