Lo dicho comendador, Arturo Núñez no tiene candidato al gobierno. El suelo está parejo. Reitera una vez más su vocación democrática mencionada una y otra y otra y muchisisisímas más de manera recurrente durante todo su gobierno. En el PRD, pese a las divisiones claras y a la vista, el mandatario asiste a los eventos que organizan las partes y convive con el liderazgo que le da su cargo sin apapachar a nadie en especial. Las candidaturas se construyen y se ganan con el apoyo de los ciudadanos, no desde una oficina, diría en alguna ocasión el gobernante.

En el reciente “Sermón de Palacio” recodó a su gabinete en pleno, que, pese que falta dos años para entregar, deberán de preparar sus cuentas, limpias, ordenadas, pulcras y transparentes. Es importante recordarle a ese equipo que el compromiso del gobernador con la honradez y transparencia de su mandato, se da desde el discurso de toma de protesta. Aquel que se equivoque o lo haya olvidado, estaría actuando como Toro y el Llanero: en solitario y enfrentará una dura realidad. Dejó en claro que estarán solos aquellos que deambulen al margen de la legalidad.

Los liderazgos
Se ganan por supuesto. Raúl, ex secretario de gobierno y ex candidato a gobernador por el PRD por tres ocasiones consecutivas, señala corrupción en la actual dirigencia. Siempre pensamos que era uno de los baluartes amarillos dejados por AMLO y que sus múltiples, por no decir cientos, de intervenciones en los medios, fue ponderando a su partido y defendiéndolo hasta la ignominia. Hoy su camino lo abre para la búsqueda de un futuro difícil pero prometedor, el de Morena, en donde los lugares están apartados. Veremos en breve que derrotero toman estas manifestaciones públicas sorpresivas en donde la lealtad, no figuró de manera importante, ni para Arturo Núñez, ni para López Obrador y mucho menos para el PRD.

¿Reconciliación?
Seguramente nos dirán que nunca hubo ruptura. El mitin de un “Renacido”, diría Alejandro González Iñárritu, Andrés Manuel López Obrador en Morelia, merece un Oscar de la Academia política. La mano de los Cárdenas se ve y se siente ante la magnitud de este evento. Entre la flaqueza de Enrique Peña Nieto, la postura de Donald Trump, el futuro incierto en la política interna y externa de México y la llegada fuerte de Cuauhtémoc Cárdenas a Morena, prevé miel sobre hojuelas al tabasqueño y sus adoradores aplauden sin cesar. Como Raúl Ojeda, hay muchos, y seguramente más que se sumarán a los buenos augurios que los dioses del Olimpo prevén en un futuro cercano. Su candidatura es un hecho, ahora más fortalecido que nunca. Esperemos las propuestas de los otros. Estará muy interesante la contienda.