Nada de qué preocuparse. Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo. Arturo Núñez llevó a cabo sus cambios, ni antes, ni después. Justo cuando los necesitaba, dos piezas fundamentales en el tablero del ajedrez político que le permiten, en esta segunda mitad de su gobierno, fortalecer la columna vertebral política y privilegiar su ejercicio con hombres con más de cuarenta años de experiencia en las grandes carpas de la política.

En Telereportaje en el debut de ambos como nuevos funcionarios, dieron a conocer personalmente su amplio quehacer político, (Jesús Sibilla tiene ese embrujo de lograrlo) que por supuesto los que viven de la política conocen sobradamente y la verdad, de entrada, apantallaron al respetable y principalmente a aquellos jóvenes que por su edad no sabían plenamente quiénes son.

Pero les diremos que en caso de Gustavo Rosario Torres, pocos lo conocen de verdad. No será cualquier secretario. Nunca lo ha sido, pese a lo joven que ha llegado a todos sus puestos, no es un funcionario fácil. Las sillas que ocupa siempre le quedan chicas. Es totalmente serio, sin llegar a huraño. Sabe ejercer el mando con firmeza sin lastimar a nadie. No se guarda nada. Lo que tiene que decir lo externa con suma facilidad y sabe plenamente de antemano cuál es su función y la ejerce plenamente.

Es totalmente respetuoso de las dependencias ajenas a su ámbito y a sus compañeros de gabinete, y lo más importante, para que lo valore el gabinete político, no se toma libertades fuera de las ordenadas por el gobernador. Disciplinado, levanta el teléfono y ordena. Hace su trabajo en verdad con seriedad extrema y si cumples, ya no es tan difícil, es totalmente accesible y se convierte en un aliado importante.

Francisco Peralta es afable y carismático. Ve esta oportunidad que le da su amigo, como un medio de consolidar todo lo importante que ha hecho en su vida. Sí, es verdaderamente enredada la posición, pero a su edad, seguro está él de que lo puede hacer sin ningún problema.

Don Gustavo siempre ha sido introvertido y discreto en todos los ámbitos de su vida. Don Francisco ha sido, es y será extrovertido y hombre de café político. De formas y caracteres opuestos, tienen dos cosas en común: palabra, y la cumplen plenamente y ambos basan su relaciones públicas y políticas en el respeto mutuo. Es sin duda, la fórmula ideal para la anunciada consolidación de este gobierno y por supuesto, que con Amet Ramos, queda formalmente instalada la tercia política de la presente administración.

Los resultados se han dejado sentir de inmediato en lo político y periodístico. Todo cambio es para bien. Para los que llegan y para los que se van.