Editorial: Lealtades
Sobrado está repetir hasta el cansancio el status político de Arturo Núñez Jiménez como ciudadano, como político y como gobernador de Tabasco. Su carrera y su vida han transcurrido de manera impecable. Su lealtad, puesta a prueba en no pocas ocasiones, está intachable. Con el PRI, solo después de varios años tomó la decisión con […]
18 de agosto de 2016

Sobrado está repetir hasta el cansancio el status político de Arturo Núñez Jiménez como ciudadano, como político y como gobernador de Tabasco. Su carrera y su vida han transcurrido de manera impecable. Su lealtad, puesta a prueba en no pocas ocasiones, está intachable. Con el PRI, solo después de varios años tomó la decisión con los argumentos válidos y no con las descalificaciones, de dejarlo. Los afectos que durante años cultivo en el tricolor, continúan incólumes.

En el PRD, a diferencia de muchos, ha servido con eficacia, tanto que es considerado el liderazgo más importante, por su cargo, por su intelecto, y por su seriedad en el ejercicio de la política, porque ve la política como el eje rector de la sociedad, nada raro, su carrera fue forjada dentro de un partido único en el mundo, que aglutino por 80 años a todos los sectores de centro, izquierda y derecha de este país.

En suma, hablar bien de Núñez no cuesta trabajo. Se da con mucha facilidad. Es un hombre inteligente, preparado, culto y por tal, su concepto de amistad, decencia y honradez no están en duda. Criticarlo como político, es más complicado. No podemos decir nada que no haya vivido cualquier gobernador de Tabasco. No vemos nada nuevo bajo el sol. Las mismas descalificaciones, las mismas acusaciones, los mismos señalamientos la misma búsqueda del poder utilizando los más bajos instintos.

Hemos vivido en los últimos cuarenta años la repetición de nuestra historia, de nuestros propios errores. Muchos ex gobernadores, ahora, están viendo lo que vivieron ellos en el pasado. Por eso creemos que su beligerancia contra Núñez, al menos pública, prácticamente ha desaparecido. No podrán utilizar más las mismas descalificaciones que los desacreditaron a ellos. Todos crearon sus propios demonios y al igual que Núñez, se equivocaron en aras de la pluralidad, al tener colaboradores muy lejanos a la experiencia de cogobernar y lo mas importantes, muy lejanos a la lealtad que buscaban como gobernantes.

Núñez lleva una gran ventaja: la libertad. Ha luchado por defenderla a costa de los embates que sufre. Rumbo Nuevo vive esa experiencia desde don Noé de la Flor Casanova. Nunca ningún gobierno ha dado tanta libertad a tantos, por encima del poco valor que le dan al ejercerla, y no solo hablamos de la comunicación, hablamos de los miembros del gobierno, que han sido un factor de denostación. así ha sido en todos los gobiernos modernos. Los famosos grupos disfrutan del poder a “costillas” de quien se los otorgó.

Ha roto muchos mitos. El de los políticos “chingones”, el de los políticos y comunicadores que “nunca” cobran en el gobierno. El de las izquierdas malas y agresivas. El de la intolerancia benigna, el de las deslealtades premiadas, el de los apapachos fingidos, el de una vida social disipada, entre muchas cosas más.

Nos llevaríamos un libro entero hablando de deslealtades. Baste decir que Arturo Núñez es un “espécimen raro” de la política. Ha valido la pena verlo y sentirlo gobernar. Siempre esperaremos lo mejor de él, con el viejo dicho: “si le va bien a nuestro gobernador, le va bien a Tabasco”.

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