Adán: el tabasqueño de noble corazón y gran talento, no se amilana ante cualquier adversidad: mentiras, ofensas o calumnias y mucho menos presume grandeza ante halagos fáciles, y felicitaciones presuntuosas de aquellos que buscan, con léxico florido y lleno de falsas expectativas, buscando dañar más que admirar o reconocer el esfuerzo que todo candidato, sin importar ideologías, busca llegar al corazón del pueblo, una de las metas más importantes de los miembros de Morena para la consolidación del proyecto de la Cuarta Transformación.
Se dice fácil, pero es el político que en este tiempo limitado de trabajo ha logrado 55 asambleas en 22 estados. Sin presunciones, ni falsos discursos. Sus multitudinarios actos han dado muestras de lo bien que lo reciben. El acercamiento con el pueblo, con la gente de cada comunidad por pequeña o grande que sea, el comportamiento social ha rebasado cualquier expectativa inimaginable.
López Hernández, en síntesis, ha mostrado entereza, seriedad y pundonor. Las críticas buenas o malas, las toma de quienes vienen. No espera favoritismo, ni falsos aplausos, está siempre con los pies firmes en la tierra, sabe lo que vale, lo que ha hecho y lo que falta por hacer, el presidente López Obrador ha manifestado de forma tajante, firme, con toda la confianza, el conocimiento que desde hace años tiene de Adán. No les tiemblan las manos ni la voz a cualquiera de ellos, están siempre firmes en su responsabilidades y confianza mutua, no están buscando milagros, están buscando el camino fuerte, sin retorno, ni dobleces, de la Cuarta Transformación.
Quienes los conocen desde hace años, lo saben. No son moneditas de oro, son hombres luchando el día a día, codo con codo, por engrandecer aún más el trabajo que Juárez hiciera con la pléyade de hombres que levantaron el México de la Reforma, de la libertad, de la valentía.
Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias, Santos Degollado, Ignacio Zaragoza, Manuel Doblado y muchos más, que con valentía acompañaron a Juárez, sin recelo y sí con armonía. Tanto así que cuando en Sonora un grupo de soldados intenta asesinarlo, Don Guillermo Prieto se interpuso ante ese pelotón armado, poniendo su pecho por delante, gritando, bajad las armas insensatos, están frente al Presidente de México, el jefe de nuestra Nación, “los valientes se baten, pero no asesinan” salvándole la vida.
El que correligionarios del gobierno busquen la unión de México, aunque lo vean en retrospectiva, es de valientes. El gobierno se entregará en plena armonía y unidad republicana, por ello no hay que buscar problemas donde no los hay, los anteriores gobernantes, ya tuvieron su oportunidad, ahora toca a otros, que no les espantan fantasmas del pasado y están prestos para ganar.
