Ser presidente del PRI en tiempos de cólera no es nada fácil. Manlio Fabio Beltrones hace su primera visita a Tabasco. Seguramente sin interés. Forzando la máquina. No sabe sin duda alguna a quién hacerle caso. Tomó la decisión más fácil. No escuchar a nadie. No enojarse. No vale la pena. Sus decisiones políticas para nuestro estado fueron mitad buenas y mitad malas. No tiene toda la culpa. César Camacho, tampoco le dijo la verdad. Y Willy Ochoa, su hombre de confianza, el tercero al mando del partido más poderoso de México y hasta hace poco delegado especial, habló en múltiples ocasiones de un presidente fracasado en su política. De un Peña endeble y pronosticando, un gobierno fallido.
No queremos ni imaginar todo lo que ahora sabe por la posición que ostenta, pero preocupa que aún siga ahí, lo que nos hace pensar que seguramente la solución para un México mejor en la mente enferma de Willy descansa en la sabiduría política del señor Beltrones, para poder cambiar el rumbo del país desde la Presidencia, pero sin duda está en la última oportunidad en su vida productiva en la política del institucional. El camino que lleva lo acerca más al fracaso que al triunfo.
Lo felicitamos porque quitó a un corrupto como Erubiel Alonso, pero metió al endeble Valdivia de Dios, tibio y temeroso, no sabemos qué es más malo, la miseria del que se fue o la necesidad del que llegó. La candidata, Liliana, que aquí hemos comentado de manera sobrada, fue para usted una salida casual de su desinterés por lo que pasa en su partido aquí, en Tabasco, y los grupos que le aconsejan que hacer en estas tierras, todos ellos de poder adormecidos y fuera de época, están en una guerra sin cuartel entre ellos, pues si no lo sabía, se detestan, y su principal meta es denostar, destruir, criticar, burlarse y magnificar cualquier falla de la actual administración. Solo ven la paja en el ojo ajeno sin voltear a ver todo lo que ellos hicieron.
Aquí, la meta de usted sería recuperar los espacios perdidos; pero: ¿con quién? el PRI es el principal enemigo del PRI. Desempolvarse para tomarse la foto con la señora Liliana, de mala gana, ante un sol abrazador y con sonrisas fingidas, no creemos que sea la solución. No se deje sorprender. Este grupo que usted conoce bien desde hace años, no es confiable para el PRI, al menos que hayan aprendido la lección y estén trabajando para Tabasco, para su partido, y lo demuestren respetando a los tabasqueños y no tomen nuestro estado como un cuadrilátero para descargar sus frustraciones en enfrentamientos inútiles.
Hasta ahora es la peor paliza que les están dando. Nada es definitivo. Pero para revertir el posible fracaso, tendrán que empezar a actuar con humildad y dejar viejos rencores guardado en el baúl de sus recuerdos. Han perdido el respeto de los ciudadanos. Recuperarlo será una meta prioritaria, difícil, ardua, pero no imposible. Solo tendrán adicionalmente que respetar para que los respeten.
