Evaristo tiene al menos 30 años picando piedra desde la posición más humilde y su sueño siempre fue la presidencia municipal y ahora, por supuesto la gubernatura. Es de esos individuos suertudos en su vida que recibe la oportunidad muchas veces y nadie que lo conoce desde mucho, entiende por qué. Es como pensar: ¿por qué se mueren los buenos y los malos sobreviven por siempre?

Para llegar a esta posición actual, soportó todas las humillaciones posibles, donde ser un hombre inmoral fue lo menos que le dijeron y con la sonrisa no solo lo soportó, estoy seguro que hasta las disfrutó y sus resultados a esa edad que tiene, no se da cuenta que son funestos para su presente y ni qué hablar sobre su futuro.

Estrategias equivocadas, discursos falsos, poses de artista de cine, se hace el ricito en la frente todas las mañanas, responsable de recibir el mercado Pino Suarez, sin acabar y participar en una farsa grave que amerita sanciones legales, y ahora el escándalo de vender un patrimonio de los tabasqueños con los pretextos que muestran su ignorancia y su poco talento para hacer política.

Ojalá al presidente Trump, no se le ocurra vender la Casa Blanca con 200 años o a AMLO el Palacio Nacional por viejo y peligroso, con 300 años de colonia y 200 de México independiente de vida, y traslade la capital del país a Tepetitán porque lo extraña mucho.

No debe ni puede vender lo que no es de él. Ningún tabasqueño bien nacido se lo permitirá. El mismo presidente de México fijó una postura y pese a la amenaza de que “lo van a pensar” da risa ver que no entiende que este grupo de ex priistas que lo están “apoyando”, siquiera sean sus amigos.

No le va a quedar de otra que aceptar que está mal, que no tiene capacidad, que es un mal presidente municipal y un pésimo político sin valores morales para defender nuestro patrimonio y la historia de nuestro pueblo. Dar por concluido su loco e ilegal proyecto, será una oportunidad de demostrar que no es el payaso irreverente que lucha por echar a la alcantarilla lo que con mucha suerte ha logrado en la política.

Creo que todos le podemos perdonar su mal gusto por la vida, sus cirugías plásticas, su fea forma de vestir, su analfabetismo, etc. lo que no se vale es que destroce nuestro entorno que no le pertenece, es nuestro, es de los tabasqueños y con eso que no se meta, los tabasqueños no lo dejaremos atentar contra nuestro patrimonio.