Editorial: 30 años no es nada
Y bien diría Alejandro Dumas que no es lo mismo los tres mosqueteros que veinte años después, pero este tiempo también habla en la actualidad de las transformaciones que está experimentando México en su política desde finales del siglo XX hasta este nuevo siglo que da inicio al tercer milenio, casi veinte años más entre […]
10 de noviembre de 2019

Y bien diría Alejandro Dumas que no es lo mismo los tres mosqueteros que veinte años después, pero este tiempo también habla en la actualidad de las transformaciones que está experimentando México en su política desde finales del siglo XX hasta este nuevo siglo que da inicio al tercer milenio, casi veinte años más entre el antes y después de Cristo, por lo que suena histórico y paradójico. Bien comenzará el lunes 11 al que informe como se debe, el domingo 10.

Y es que son pocos por no decir nadie, que pensará que el joven gobernador de Tabasco superará con carácter, las falsas expectativas políticas creadas hace treinta años con la nueva izquierda mexicana nacida de pequeños partidos políticos casi perdidos en la inmensidad del PRI, y por los inconformes de este último, que desde una corriente crítica, se sumaran a un movimiento nacionalista de vanguardia.

López Hernández, más joven aún, todavía al “destete” político, vivió su estreno en un gabinete, cuando se iniciaba la negativa de informar, como se marcaban por entonces en los cánones políticos y constitucionales, en el recinto camaral, y así, evitar la críticas, los abucheos, las interrogantes difíciles y no a modo que se acostumbraba cuando la mayoría te favorece y los de oposición aprovechan la coyuntura para tener un momento de gloria, aunque sea al estilo antropófago y sin mayor satisfacción que haber gritado y denostado sin sentido y muchas veces con escaza razón.

Es cuestión de estilos, capacidad, valor y deseos de hacer distintas y mejores cosas. López Hernández demuestra con este simple acto su valía y los deseos primarios de superar un pasado sin razón y crear un mejor futuro no solo para su gobierno, también para sus gobernados y por supuesto detonar para el próximo año, después de este inicio complicado por un infame gobernante híbrido e incapaz, un nuevo Tabasco, en donde cumpla esos compromisos de campaña que le permitieron llegar al gobierno de la Entidad.

Regresó Adán al momento de gobernar sin saltos generacionales, en esa campaña en la que estuvo inmerso, los resultados no fueron óptimos y en las dos que siguieron fueron verdaderamente desalentadores y terroríficos. Por eso hoy, y a su edad, como testigo de estos treinta años sin un avance significativo, esperamos con verdaderos deseos, que logre lo mejor para Tabasco. Tiene todo para llevarlo al cabo. Su asistencia a la Cámara de Diputados, así lo demuestra. Con Rumbo, Sin temores, con deseos y lo mejor sin prisas, pero sin pausas, con muchos amigos y seguidores. Así sea.

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