EDITORIAL
El que ganó, ganó “El que ganó, ganó y el que perdió, perdió y adiós mi gabán…” histórica frase del gobernador Andrade el día de la elección en sus intermedias y como siempre, con una vigencia concluyente. El PVEM, pese a los comentarios a favor y en contra que generó el apellido Madrazo, este partido […]
11 de junio de 2015

El que ganó, ganó

“El que ganó, ganó y el que perdió, perdió y adiós mi gabán…” histórica frase del gobernador Andrade el día de la elección en sus intermedias y como siempre, con una vigencia concluyente. El PVEM, pese a los comentarios a favor y en contra que generó el apellido Madrazo, este partido se consolidó en México entre el cuarto o quinto lugar en disputa con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En Tabasco su crecimiento fue del 1000 % y pasó a ser de un partido patito, a un organismo competitivo, a grado tal, que las alianzas del PRI con estos partido minoritarios, le da al gobierno del presidente Peña la mayoría relativa en el Congreso, y en nuestro estado, apuntala al tricolor tras su perdida electoral. Si no fuera por el PVEM, el desastre priista sería mayor.
Desentonó la presencia de Federico Madrazo en la rueda de prensa de los lamentos perdedores, pese a su cara de no estar de acuerdo; como un triunfador en su partido, no se debe de prestar a un doble juego de impugnaciones pues él y el Verde no perdieron nada, ganaron todo y debe de defender sus resultados positivos.
A Rosalinda López Hernández le está ganando la pasión. Nunca nos dijo a los medios sus desencuentros con Arturo Núñez y sus conocimientos de una supuesta corrupción que hoy esgrime. Al contrario; en Telereportaje y la Voz es Tabasco, por ejemplo, señaló su amistad y reconocimiento al gobernador y que siempre había sido un caballero con ella. Da pena escuchar ahora lo contrario haciendo añicos su credibilidad.
Ella no se ha dado cuenta, pero es una triunfadora. Los votos que logró en su nuevo partido, fortaleció su imagen de una política sobresaliente. En solo treinta días se sobrepuso al cambio de colores, con una estructura prestada y demostró, que si hubiese sido la candidata del PRD, seguramente hoy estaría celebrando.
La seguimos viendo como una posibilidad real para el 2018, pero tiene que escoger a sus amistades. Los otros perdieron, ella ganó, y si pretende revertir los resultados en una lucha que como ella dice “va para largo”, su evolución política inmediata se verá truncada y su arribo al próximo periodo electoral será desgastante por una lucha de perdedores y no de ganadores. Debería ya estar pensado y actuando para el 18.
La política es el arte de la guerra, se pierde y se gana y hay que sobreponerse. Su verdadero camino está en las urnas, como la Rosalinda que conocemos, joven, preparada, decente, y luchadora con clase y categoría, y sobre todo, ganadora. Subirse al ring de los resentidos, es lo peor que puede hacer un político para su futuro.

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