Economía política: valor y renta de la tierra
“Venimos de la nada y en nada nos convertiremos ni nos llevaremos, ni siquiera el mundo está a salvo  de esto porque también viene de la nada, mientras eso sucede, disfruta de la vida a cada instante, lo que no disfrutes  y uses, se echara a perder.” Jesús Martell Chagoya jesmarch-11@hotmail.com La determinación del valor […]
11 de enero de 2013

“Venimos de la nada y en nada nos convertiremos ni nos llevaremos, ni siquiera el mundo está a salvo  de esto porque también viene de la nada, mientras eso sucede, disfruta de la vida a cada instante, lo que no disfrutes  y uses, se echara a perder.”

Jesús Martell Chagoya
jesmarch-11@hotmail.com

La determinación del valor de las mercancías por el tiempo de trabajo necesario para producirlas, es precisamente el punto esencial de partida. Esto permite entender a la renta de la tierra como una forma específica del rédito, esto es, distinta esencialmente a la ganancia: mientras que ésta última corresponde a los capitalistas, la renta es apropiada por los terratenientes.

La teoría de la renta es, fundamentalmente, una teoría de la renta diferencial: surge cuando, a causa del crecimiento poblacional, entran en producción porciones de tierra de distinta fertilidad. Cuando se coloniza una tierra fértil de la cual sólo se requiere cultivar una porción muy pequeña para la subsistencia de la población, no existe allí renta alguna, ya que nadie pagaría por el uso de la tierra si existen aún porciones de ella sin apropiar y disponibles para quien desee cultivarlas.

Es sólo porque los terrenos no son ilimitados en cantidad ni uniformes en calidad que, al aumentar la población, se hace necesario cultivar tierras de calidad inferior. Llegado este caso, se comienza a pagar renta por los terrenos de calidad superior, y su magnitud se regula por la diferencia de potencia productora entre ambos terrenos.

Cuando se hace necesario que entren en producción tierras de tercer orden, se comienza a pagar renta también por los segundos, y su magnitud queda determinada de igual modo. Al mismo tiempo, la renta percibida por los dueños de las tierras de primer orden aumentará.

El desarrollo comprende también el caso de intensificación del proceso productivo al interior de una misma porción de tierra. Si bien la aplicación de más capital y trabajo a la misma unidad productiva redunda en una productividad menor, esta puede ser superior a la de una tierra menos fértil. En este caso, se invertirá capital en el terreno antiguo, y quedará creada igualmente la renta, ya que esta es, por definición, la diferencia entre el producto obtenido por el empleo de dos cantidades iguales de capital y de trabajo.

Esta es, muy sintetizada, la teoría de la renta. Notemos un supuesto primordial: el hecho de que las mercancías se intercambian por su valor: En este esquema, se halla presupuesta la igualación de valores y precios. Esto lo conduce a la imposibilidad de resolver teóricamente el problema de la igualación de las tasas de ganancia. Dos capitales que emplean la misma cantidad de trabajo vivo y con la misma remuneración, producen en tiempos iguales -suponiendo que todas las demás circunstancias sean idénticas- productos de igual valor y plusvalía o ganancia en cantidad también igual. Pero si emplean cantidades desiguales de trabajo vivo, no pueden producir una plusvalía o,  una ganancia de tipo igual. Pues bien, lo que ocurre es precisamente lo contrario. En realidad, capitales iguales, cualquiera que sea la cantidad, pequeña o grande, de trabajo vivo que empleen, producen en tiempos iguales, por término medio, ganancias iguales. Se encierra aquí, por tanto, una contradicción a la ley del valor. La renta es aquella porción del producto de la tierra que se paga al propietario por el uso de la potencia original e indestructible del suelo.

Crítica de la economía política.
El trabajo humano la acción que, como trabajo concreto, produce valores de uso, al tiempo que, como trabajo abstracto, es decir, como gasto de fuerza humana de trabajo en sentido fisiológico, los produce con el atributo que los hace aptos para entrar en la relación de cambio como iguales. Y, en efecto, la magnitud del atributo que hace de un valor de uso un objeto para el cambio (valor de cambio) se mide por la cantidad de trabajo abstracto gastada en su producción.

Pero, en cuanto simple gasto de trabajo humano, la producción de un mismo valor de uso requiere una mayor o menor cantidad del mismo, según la habilidad del productor o la técnica utilizada: Se trata, por lo tanto, de una diferenciación cualitativa que, por ser propia del trabajo abstracto mismo, tiene por todo contenido el ser una diferenciación de cantidad. Luego, la identidad material como producto del trabajo abstracto que le permite a una mercancía transformar su materialidad concreta en otra mediante el cambio, no es un atributo inherente a la singularidad de sus condiciones de producción.

Por el contrario, es un atributo propio del trabajo abstracto en tanto su propia materialidad supera toda singularidad. Y dado que se trata de una superación de una multitud de determinaciones singulares independientes entre sí, la misma toma necesariamente la forma de la normalidad. De modo que el trabajo abstracto capaz de representarse como la aptitud de una mercancía para el cambio es el que la generalidad de sus productores requiere en condiciones normales para hacerlo, o sea, el trabajo abstracto socialmente necesario para producirla.

Pero para explicar por qué tienen valor las mercancías, falta aún desarrollar otra determinación. Y ésta consiste en la forma de privado que tiene el trabajo social. Este se realiza por individuos recíprocamente libres, sin ninguna relación entre sí. Qué, cómo, cuánto y cuándo producir es una decisión que depende enteramente de su voluntad. Este es entonces el atributo específicamente propio de las mercancías: El carácter de privado e independiente con que se realiza el trabajo social es el que señala la diferencia específica que determina a los valores de uso como mercancías. Las mercancías tienen valor, y por lo tanto valor de cambio y precio, porque son materializaciones de trabajo abstracto socialmente necesario realizado de manera privada e independiente.

La masa de plusvalía  que se genera en el proceso de reproducción del capital se distribuye en las distintas ramas de la producción de acuerdo al capital total adelantado en cada una de ellas, independientemente del tiempo de rotación y de la composición orgánica que cada una presente, es decir, la proporción en que se distribuya entre capital variable (fuerza de trabajo) y capital constante (medios de producción).

Si bien la magnitud de la plusvalía producida en cada rama depende de su composición orgánica, la plusvalía  total se distribuye entre ellas equitativamente por medio de la competencia, forma en que se relacionan entre sí los distintos capitales individuales. De este modo, la cantidad de la plusvalía apropiada es cuantitativamente distinta a la de una plusvalía creada: las ramas de menor composición orgánica, por poseer una mayor proporción de capital variable, van a apropiar una menor magnitud de plusvalía  que la que crearon, y viceversa.

Esto explica que las mercancías se cambien no por su valor, sino por la suma de sus costos más la ganancia media, es decir, por su precio de producción. Se ve, asimismo, cómo el valor plus  se presenta, superficialmente, como ganancia.

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