Doña Gaba un recuerdo que perdura
Mucho se puede decir de Doña Gaba o nada. Su personalidad arrolladora supera cualquier polémica o crítica que haya generado en vida y por supuesto también con la muerte. Sustituirla será tarea de titanes, lo bueno difícilmente se puede suplir, pero quién sea con el correr del tiempo perentorio, tendrá una pesada loza en sus […]
25 de noviembre de 2013

Mucho se puede decir de Doña Gaba o nada. Su personalidad arrolladora supera cualquier polémica o crítica que haya generado en vida y por supuesto también con la muerte. Sustituirla será tarea de titanes, lo bueno difícilmente se puede suplir, pero quién sea con el correr del tiempo perentorio, tendrá una pesada loza en sus espaldas evocando la misma preocupación humana del Pípila: como llegar hasta el final de esa gigantesca puerta símbolo del mal y ganar esa batalla.
Es normal que a los que se van le “cuelgan todo tipo de virtudes”, doña Gaba seguramente tantas que no caiga bajo los embrujos de la vanidad y ella, como toda una hembra, tenía para eso y para más.
Un grupo de amigos, de los muchos que tenía, platicamos la necesidad de escribir un poco más de ella. Todos la conocieron de cerca en una intimidad clandestina, que no secreta, para nutrirse de su pasión, sentimientos, cultura y afán de ser cada vez mejor.

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