“La descomposición social inicia y termina en la familia”
Máxima popular

Iván Aguirre Aguilar
iaguirreaguilar@yahoo.com
Perteneciente a una época en la que los principios y valores, eran (y siguen siendo para quienes nacimos entre los años cincuenta y setenta del siglo pasado) vemos con mucha tristeza esa terrible “descomposición social” que hoy lacera a cientos o miles de familia no sólo en Tabasco, en México; sino en el mundo entero.

Quienes “crecimos” en un ambiente de respeto por todo aquello que fuese considerado como “tabú” casi nos atrevemos a decir que “el rumbo se ha perdido” y, al parecer “el, o los malos” en franca alusión aun dicho tabasqueño “se lamen los bigotes” o, en otras palabras “se regodean” ante tanta “desconfiguración del orden social” que en otros tiempos era considerado como “el estandarte del buen ciudadano”.

La creciente e imparable ola de violencia se ha apoderado de muchos estratos de la sociedad, consiguiendo crear “un enorme boquete” entre los integrantes de esos núcleos cada vez más divididos por diversas circunstancias que van desde los aditamentos tecno-cibernéticos, cuya “función” ha distado, y por mucho, de ser esos instrumentos de “acercamiento” resultando en elementos de disgregación en las casas. Que lejos aquellos tiempos en que todos se sentaban a la mesa a platicar respecto de “como le iba a cada uno en sus diferentes quehaceres”.

Pretender culpar al sistema (Gobierno) de lo que actualmente está aconteciendo, sería “querer cargarle todo” cuando que, en donde empieza “las buenas costumbres” pero sobre todo el respeto es, en el hogar, en donde se debe inculcar principios y valores que habrán de formar precisamente a una persona correcta.

Por supuesto que “la parte que si atañe a la representación gubernamental” en los distintos órdenes se centra en que, la incongruencia ha sido y es “el sello distintivo” porque, por una parte “promueve una moral” pero por el otro, avala el no respeto a la vida y la familia.

-Carlos Alberto Vega Celorio despide
injustificadamente a trabajadores del Conalep
Pasándose “por el Arco del Triunfo” todas las leyes, comenzando con la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos, y, desde luego, la Ley federal de Trabajo, Carlos Alberto Vega Celorio, actual director general del CONALEP en Tabasco, despidió de manera injustificada a un grupo de maestros y empleados de ese organismo en referencia. Mentores con antigüedad de entre 10 y 30 años de servicio en la institución denuncian al tenosiquense, de quién, dicen, les ha respondido en más de una ocasión que “a él le vale un “sorbete” lo que hagan o dejen de hacer ya que “tiene instrucciones superiores” y que, lo que hizo, fue justamente porque así “se lo ordenaron”. Vega Celorio, malogrado alcalde de Tenosique (existe una cuenta pendiente) por parte de Órgano Superior de Fiscalización del Congreso del Estado. Bajo el argumento de que “mediante un decreto” se decidió poner fin a la relación laboral entre Conalep y los quejosos, el hoy flamante titular de ese subsistema educativo en la entidad, parece olvidar que, como todo mexicano, los afectados cuentan con la protección jurídica de las leyes que nos rigen a todo por igual.

De entrada, los educadores en mención, exigen sean reinstalados en sus encargos, ya que la forma en que “se les dio de baja” violenta todos sus derechos como trabajadores. Es decir “su cese” no obedece a causales como pérdida de confianza o actos de corruptelas, sino simple y llanamente a que Vega Celorio “quería sus plazas” para colocar a sus amigos e incondicionales.

Independientemente de que no hay motivo alguno para “despedirlos” en todo caso, el procedimiento debería circunscribirse a pagar de acuerdo a la Ley, todos y cada uno de las prestaciones que se establecen para “liquidar conforme a derecho” puesto que no hay justificación alguna para terminar con la relación laboral de tantos años.

Carlos Alberto Vega Celorio “se ríe a carcajadas” porque se dice protegido del Secretario de Gobierno Marco Rosendo Medina Filigrana. Ha externado en más de una ocasión que “a él le hacen lo que el viento a Juárez”. Así de ese tamaño.

-De reojo-
Hoy más que nunca se hace “vigente” aquella frase que reza “si me engañas una vez, tuya es la culpa, pero, si me engañas dos veces; mía es la culpa”…La pregunta de los sesenta y cuatro mil pesos es ¿el contrato colectivo de trabajo del CONALEP no sirve para nada?…Otro tema que exige “cocimiento aparte” lo es de un litigio en contra de la Unión de Taxis. No obstante haber resolutivo por parte de un órgano colegiado, la autoridad correspondiente (Junta de Conciliación y Arbitraje) le ha dado “largas al asunto” arguyendo “instrucciones de arriba”. El problema es que el citado resolutivo ya no deja margen “para donde hacerse”.. .