Detrás del Telón
Iván Aguirre Aguilar “Convertid un árbol en leña y arderá para vosotros, pero, no producirá frutos ni flores para vuestros hijos” Rabindranath Tagore Un árbol, no sólo se circunscribe a, lo que “literalmente” define la acepción. Ese elemento que también podría “trasladarse dentro de nuestro entendimiento” lo es ¿cuán capaces hemos sido de “cuidar” de […]
16 de enero de 2020

Iván Aguirre Aguilar

“Convertid un árbol en leña y arderá para vosotros, pero, no producirá frutos ni flores para vuestros hijos”

Rabindranath Tagore

Un árbol, no sólo se circunscribe a, lo que “literalmente” define la acepción. Ese elemento que también podría “trasladarse dentro de nuestro entendimiento” lo es ¿cuán capaces hemos sido de “cuidar” de que cada uno de “nuestros arboles” crezcan de manera correcta? En franca alusión a nuestros hijos como “productos” de nuestra enseñanza desde el hogar, con la finalidad de aportar, de entrada, a nuestra familia, un ente social, formado dentro de los cánones de las buenas costumbres que, a la postre, habrá de reflejarse en el comportamiento de nuestros vástagos para con los demás integrantes de un conglomerado.

Lamentable, por donde quiera que se le mire, el hecho de que en México (afortunadamente en Tabasco no se ha registrado suceso alguno de ese “talante”) las cifras van dando cuenta –aunque por espacios “pronunciados” de tiempo- el que se sepa de noticia alguna de un menor que cometa un acto reprobable como el que suscito recientemente en el municipio de Torreón, Estado de Coahuila en el norte de la Nación.

En varias entregas he subrayado que, la primera “operación mochila” no solo debe “ceñirse” a cuando nuestros pequeños comienzan a asistir a la escuela, sino que, ese tipo de “operativos caseros” deben efectuarse desde que, notemos algo que no es tan “normal” como cuando observamos a los infantes llevar un objeto, juguete, prenda o valor que no es de su propiedad.

He ahí justamente, la primera encomienda de los padres por “advertir” que algo no está funcionando correctamente, por lo que, la circunstancia exige asumir el verdadero papel para corregir a “nuestro arbolito” que, de ser necesario se le debe aplicar “ese hilito” que soporte el crecimiento “derechito” actuando a tiempo con nuestra obligación como parte inicial de la formación de las futuras y futuros ciudadanos.

Por supuesto que desapruebo el que, en los centros de enseñanza e instrucción escolar “se les endilgue” a los maestros, algo que en realidad no supimos o no hemos sabido ejercer como padres de familia.

Si bien es cierto que algunas materias inherentes a principios y valores, o como en el caso de la ética, fungen como “orientadores” también es cierto que, las niñas y niños (los tres primeros años son neurálgicos en su vida) deberían incursionar en las aulas con firmes convicciones que se deben haber “procurado” o inculcado desde la casa. En ese sentido, estudiosos en la materia, coinciden en que se hace lo que tiene que hacer en las escuelas, pero…

Y, tocante al otro “enfoque” de ese “arbolito” valgan las palabras de la frase con que inicia esta columna que refiere que la humanidad, más bien se ha ocupado en como “mejorar materialmente” importándole un bledo lo que habremos de dejarle a quienes nos sucederán.

Tabasco, otrora lugar considerado en su momento “como un edén” hoy “muestra” una de sus peores caras porque precisamente poco o nada se ha hecho por fomentar, preservar y acrecentar el hábitat de la flora y fauna que durante mucho fue el orgullo de los tabasqueños para “venderlo” como un producto capaz de atraer a visitantes y con ello, derramar importante cantidad de divisas mediante la denominada “industria sin chimeneas”. Desde luego la interrogante es ¿Qué estamos haciendo para proteger la ecología para evitar el deterioro del medio ambiente? En fin…

-De reojo-
A sabiendas de que “no es la verdad absoluta” he de señalar que un punto importante es que “hemos alejado a Dios de nuestros hogares y, por ende, de nuestros corazones” y no es que se esté en contra de los avances tecnológicos que son benéficos en muchos de los casos, más bien, es que, cada padre esté atento de lo que hacen sus hijos. Mucho se sabe de qué “influencias externas” con los “famosos retos” de los que son presas fáciles los menores. Si a ello le sumamos la desatención de los progenitores, esto se traduce en un verdadero “caldo de cultivo” para quienes solo andan “buscando “reclutar víctimas”. . . . “Pian pianito” Hernán Bermúdez Requena ha ido “poniendo el dedo en la llaga” en lo que concierne a la seguridad pública de los habitantes de la entidad. Las distintas reuniones sostenidas con los delegados municipales (así se aprecia) son el mejor “parámetro” para conocer de viva voz de los representantes de cada comarca, donde se ubican “los focos rojos” para poder atender en base a las cifras de incidencias de los distintos tipos de delitos. Bermúdez Requena sabe bien que su encargo como Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana le exige tiempo completo a fin de poder entregar buenas cuentas a quién le ha brindado la confianza. Por lo pronto, el ciudadano que a diario transita por diversos medios para ir a su trabajo, a la escuela, a los centros de abastos o a los centros comerciales, experimenta mayor tranquilidad al saberse en un clima de armonía y sin la preocupación de ser atracado.. . .

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