Detrás del Telón
“Dios es el poeta; los hombres son solo los actores. Los grandes dramas de la tierra fueron escritos en el cielo”. Honoré de Balzac Iván Aguirre Aguilar iaguirreaguilar@yahoo.com Necesario es –estimado lector- remarcar que EDUCAR y ENSEÑAR distan (por mucho) de significar lo mismo. Las dos acepciones “revisten” dos contenidos alejadas la una de la […]
23 de mayo de 2019

“Dios es el poeta; los hombres son solo los actores. Los grandes dramas de la tierra fueron escritos en el cielo”.
Honoré de Balzac

Iván Aguirre Aguilar
iaguirreaguilar@yahoo.com
Necesario es –estimado lector- remarcar que EDUCAR y ENSEÑAR distan (por mucho) de significar lo mismo. Las dos acepciones “revisten” dos contenidos alejadas la una de la otra, o, mejor dicho, etimológica y semánticamente nos indican que, la primera, Educar, es formar en ideas y creencias, estimular el espíritu crítico sin caer nunca en el adoctrinamiento; es promover, transmitir valores como el esfuerzo, respeto, ciudadanía etc.

Por su parte, ENSEÑAR es transmitir una serie de conocimientos, de saberes, fijados y programados por niveles cuya práctica sí recae con responsabilidad y en alto grado sobre el profesorado. Conocimientos evaluables, sometidos a estudio en libros de texto. Las diferencias, pues, entre enseñar y educar son altamente significativas. Lo razonable, lo conveniente sería enseñar y educar, dado que si no se logra un alumnado educado será imposible enseñar, y esto es lo que hoy genera grandes conflictos. Caminemos sembrando valores y tendremos alumnos educados.

No podemos, no debemos obviar el hecho de que los valores están esencialmente relacionados también con la cultura de la sociedad y medios de comunicación. Es por eso que, conscientes de la gran dispersión del fenómeno educativo, la Administración fija objetivos concretos para la formación de ciudadanos educados.

En otras palabras, en el hogar se comienza o no, con la formación (del Latín Educare) del ser humano que, en la medida en que vaya creciendo habrá de reforzar todo lo aprendido “ en casa” para reafirmar principios y valores que inciden cívicamente en el comportamiento del individuo dentro de una convivencia entre la sociedad.

En resumen, e independientemente de las modificaciones, adecuaciones o cambios que sufra el modo de aplicar “la enseñanza y la instrucción escolar” por parte de los distintos órdenes de Gobierno, mucho habrá de influir el que se inculque al niño que, lejos de “adoptar como suyo” el que solo deba asistir a los planteles para poder ser “promovido” a un grado superior, esto, tendrá que ser mediante la asimilación de los conocimientos necesarios a fin de poder enfrentar retos en su vida posterior. De otro modo, estaremos “ofreciendo” egresados carentes de los más mínimos estándares que se reflejen en oportunidades de competitividad para con otros educandos “salidos” de otras instituciones o países que si cumplan a rigor con la encomienda de forjar campeones. He allí precisamente “el meollo de asunto” para poder decir que tendremos en el futuro inmediato a connacionales dignos de ser considerados para ocupar encargos o responsabilidades que exijan una mayor y mejor preparación. Al tiempo. . .

-De reojo-
No es que “nos asusten las “nuevas modas sexenales” más bien, es que nos sorprende que si se desea “entregar” mejores escenarios, se esté “caminando” por un sendero que no muestra “una luz al final del túnel”. . .

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