Si recuerdos avalan
la existencia,
tendrán que protegerse
vivos en el presente;
sin ajustar a moldes
el pasado,
para no reservarle
a éste
en exclusiva,
lo que fue.

Si desde el Génesis,
con la esposa de Lot,
se nos advierte
que mirar hacia atrás
no es suficiente,
bajo pena
de volverse una estatua:
traigamos a los días
terminales del año
la antigua ilustración.

Parece cómodo,
pero engañoso,
encerrarse en paredes
de lo que se ha vivido
en otro tiempo;
algo semejante
a esperar sentado
la muerte
cuando ésta llega a pie,
acostada
o en cualquier posición.

Que la sal purifica
recordaciones,
es una alegoría
respetable
que innova conservar
el sabor a la vida;
recuerdos que si bien
no tienen que tornar
exactamente,
cooperan
a darle pertinencia
por lo que la estimulan
y rehacen.

El goce de traer
a la memoria
momentos únicos,
adquiere cuerpo
y alma
cuando entrelaza
a pasado, presente.

Cunduacán, Tab., sábado 31 de diciembre de 2022