De libros y prensa
Me quedo con el abismo que siempre ha existido entre opinión publicada y opinión pública en México Jorge G. Castañeda 040413 Diario Reforma Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com Para Fidel Velázquez —uno de esos fenómenos del sistema político mexicano, tal vez sólo igualado en sus mañas por el profesor Carlos Hank— la prensa fue muchas veces su […]
16 de abril de 2013

Me quedo con el abismo que
siempre ha existido entre opinión
publicada y opinión pública en México
Jorge G. Castañeda 040413 Diario Reforma

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
Para Fidel Velázquez —uno de esos fenómenos del sistema político mexicano, tal vez sólo igualado en sus mañas por el profesor Carlos Hank— la prensa fue muchas veces su tabla de salvación y un instrumento eficaz, según Salvador Corro en su libro La decisión de Fidel.

Eran, claro, otros tiempos. Los tiempos del PRI poderoso, partido sin competencia. Pero algo de aquellas prácticas debe servir a los nuevos y a los reciclados políticos. Ya de izquierda ya de derecha. Chuchos o Bejaranos. Dinos o renos. Guardar silencio, por ejemplo, cuando las cosas se complican. Si es necesario, desaprobar lo que digan los voceros oficiales.

Entender, a cabalidad, el papel de la prensa. Fidel trabajó con cuatro generaciones de periodistas. Y cuando le preguntaron “¿Cuáles son los mejores, los viejos o los nuevos?, el viejo zorro, dirigente sempiterno de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), respondió: “Pues ustedes serán tan buenos como aquellos que yo conocí”.

Decía el tercer secretario general cetemista —que se eternizó en la dirigencia obrera (1941 hasta su muerte en 1997, con solamente un periodo fuera, el de Fernando Amilpa) que “siempre he tomado en cuenta el papel que desempeñan los medios de comunicación y considero que ellos tienen que cumplir con su función informadora y orientadora, A mí nunca me ha disgustado que difieran de nuestra opinión”.

Pero, ¿por qué tanto discurso sobre este tema y sobre un líder como Fidel Velázquez que en su primer incursión política, al integrarse la primera mesa directiva que encabezó Vicente Lombardo Toledano en la CTM, no fue aceptado por gran parte de los cuatro mil delegados fundadores, que le gritaron y protestaron por su nombramiento de secretario de Organización y Propaganda, pues había sido vencido 8 contra 1 por Miguel “Ratón” Velasco?

Porque si bien los actuales funcionarios nuñistas y los dirigentes de los partidos políticos, incluyendo al PRI, no sólo parecen olvidar el papel que la prensa ha desempeñado sino que parecieran enfrentarla o, al menos, ningunearla, despreciarla, hacerla a un lado; si un buen manejo de la política hace que la prensa sea una tabla de salvación, —como dice Salvador Corro en el libro que estos días leo y que me fue obsequiado por la cronista de Villahermosa, Gaba Gutiérrez— incluso para un líder altamente censurado como Fidel, qué no podría hacer por un gobierno de izquierda si sus funcionarios entendieran al gobernador Arturo Núñez y no le abrieran otro frente de guerra.

No se trata de mantener la corrupción que pudo manchar la relación entre la prensa y el gobierno estatal pasado, con el abuso del erario hacia determinados medios socios y cómplices, sino de una relación de respeto.

Además no se tiene que dejar al mandatario sólo ante los medios. Ni creer, como ya dije con una frase ajena, que dos o tres bribones son la prensa tabasqueña.

Un claro ejemplo lo da quien debía ser una de las puertas de acceso a la política estatal, el secretario de Gobierno, César Raúl Ojeda Zubieta, copia fiel de Humberto Mayans en esa secretaría al nombrar como jefe de prensa a un anodino periodista, más dedicado a insultar en las redes que en mantener siquiera relaciones cordiales con los comunicadores.

Bien que tengan que responder a quienes sin sustento agreden al gobierno, pero con altura. Sin insultos como el que se dio en las redes contra una diputada local y después, con la mayor desfachatez y cobardía se borró por parte de esa secretaría de la política interna nuñista.

La prueba de cómo andan las relaciones entre algunos periodistas y el feudo ojedista se dio ayer en la columna colega de Abiud Pérez Olán, en donde se acusa al secretario César Raúl Ojeda y al director jurídico del Gobierno, Juan José Peralta Fócil, de haber acudido a la reunión en que los legisladores perredistas analizaron la tercera embestida en contra de Francisco Rullán Silva (denunciar otros delitos ante la Procuraduría General de Justicia estatal) lo que, dice el columnista, podría evidenciar intromisión en el Poder Legislativo y sometimiento de éste al Poder Ejecutivo representado por Ojeda Z, en ese caso.

Tal vez diputados y funcionarios se reunieron para otro asunto. Pero como entre la prensa y CROZ no hay vínculos, y no se emitió boletín alguno —que podría cínicamente desmentirse, si caso hubiere— hay que atenerse a la versión del columnista.

Precisamente, los jefes de prensa de dependencias como ésta sirven para evitarle problemas al jefe. O se les puede desmentir como lo hizo Fidel Velázquez en una de las conferencias de prensa de los lunes. Los periodistas le pidieron que abundara acerca de una información publicada en el órgano oficial de la central obrera, el periódico Ceteme, y el líder de los lentes verde oscuros dijo con descaro: “Pues el Ceteme miente”.

Excálibur
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