De caballos y mulas
La mula continuó embistiendo el árbol cada vez con mayor poderío hasta que… ocurrió el desenlace fatal que ya te puedes imaginar. Fábula griega Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com De los caballos de Neme, a las mulas de don Arturo, parecería nombre de novela, película o teatro. De tragicomedia. En los tiempos del gobernador Salvador Neme Castillo, […]
2 de mayo de 2013

La mula continuó embistiendo
el árbol cada vez con mayor
poderío hasta que… ocurrió
el desenlace fatal que ya te
puedes imaginar. Fábula griega

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
De los caballos de Neme, a las mulas de don Arturo, parecería nombre de novela, película o teatro. De tragicomedia.

En los tiempos del gobernador Salvador Neme Castillo, un texto periodístico llamó la atención, no tanto por lo que denunciaba en aquellos incipientes pasos de la disidencia de la izquierda tabasqueña, sino porque sus autores eran Andrés Manuel López Obrador y Alberto Pérez Mendoza,  quien recientemente acaba de fallecer.

En el periódico Corre la Voz , antecedente histórico de La Verdad del Sureste, se publicó un reportaje que con todo acierto titulan “Los caballos de Pancho”, una denuncia contra el director de Comunicación Social del gobierno nemista, Francisco Garrido Cruz, al que acusaban de haber comprado caballos pura sangre con recursos públicos.

Era una acusación contra uno de los hombres de mayor confianza de Chavo Neme. Arreciarían contra otros integrantes del gabinete. Corrupción era el tema que se levantó contra el mandatario, principalmente en los cafés —no habían redes sociales— y en algunos medios informativos. Lo demás es historia que reúne desencanto, descontento y deslealtades.

Un ensayo sobre AMLO señala que en esta tarea reporteril, López Obrador
“Se apoya en la red de simpatizantes que ha tejido, muchos de ellos le filtran información de la administración de Neme”.

López Obrador, que empezó su vida política en la campaña electoral al Senado del poeta Carlos Pellicer —en 1976— y después con el gobernador Leandro Rovirosa Wade, tenía una base social logrado en el trabajo directo en el campo, misma que en 1988, al perder las elecciones ante Neme, había utilizado en una marcha de protesta al Zócalo (El Éxodo por la Democracia ), en la que había logrado las primeras tres presidencias municipales para la izquierda y lo que después sería la renuncia de Neme.

La historia de aquellos caballos me hicieron trotar hacia el presente. Una gubernatura perredista es la realidad de aquella lucha emprendida por AMLO. Y ya no se señalan los caballos de la corrupción sino las mulas del gobierno. La ineptitud de un gabinete que está jalando contrario al gobernador Núñez, quien ha tenido que salir en la defensa: están pagando la bisoñez.

Nunca como ahora —ni siquiera el gabinete kleen bebé de Andrés Granier y mucho menos, antes, en el equipo de Mario Trujillo, formado en gran parte por jóvenes— se había visto tantos errores en una administración. Claro, los adultos y los viejos de entonces fueron los maestros.

Ahora, estas mulas, de todas formas, son las que se tienen y con ellas hay que arar. Muy caro se ha pagado el noviciado como para meter otras. Lo que se necesita es mostrar la cuarta. Restablecer el control político, la política interior; recuperar la eficiencia en la obra pública y arrancar los proyectos; actualizar el conocimiento y aplicación de la ley para evitar más pifias en lo legislativo y lo penal, en la aplicación de sanciones administrativas y persecución efectiva de los delitos contra Tabasco; garantizar la seguridad pública…

En fin, como lo ha dicho el propio Arturo Núñez, ya pasó el periodo de aprendizaje.
Al gobierno de Arturo Núñez no lo acusan de corrupto. Sí de ineficiente a su equipo. Cuando Salvador Neme, a un año de su gobierno, en la revista Proceso se decía: En Tabasco, todo es cosa de familia… A sólo un año de haber asumido la gubernatura de Tabasco, Salvador Neme Castillo —junto con sus principales colaboradores— es acusado de nepotismo, corrupción, arbitrariedad e ineficiencia.

Con Arturo Núñez, ahora, no es lo mismo, pero las mulas tienen que jalar hacia el mismo lado, accionar y no estar sólo acusando al pasado, golpeándose contra el mismo árbol de la corrupción, so pena que les pase lo que le pasó a la acémila de la siguiente historia:

Cuenta una antigua fábula griega que una mula llevaba leña desde una granja en el valle a una cabaña en la montaña cada día. Subía la ladera al amanecer y la descendía al atardecer. Una noche cayó una tormenta y un rayo partió uno de los árboles de más edad que crecían al borde del sendero. Su grueso tronco cayó sobre el suelo cortando el camino.

A la mañana siguiente, la mula, como cada día, subió ladera arriba con su carga de leña. Al aproximarse al árbol caído pensó: “eso no debería estar ahí, está en el lugar equivocado”. La mula siguió al paso hasta topar con su cabeza en el tronco y empujarlo con la convicción de que, al hacerlo, éste abandonaría el lugar donde nunca debió estar. No fue así y la mula pensó: “quizá no he empujado lo suficientemente fuerte”.

Así las cosas, reculó, cogió carrerilla y su sesera fue a estamparse de nuevo, pero con más brío, contra el tronco del árbol caído. Éste tampoco se movió. La mula continuó embistiendo el árbol cada vez con mayor poderío hasta que… ocurrió el desenlace fatal que ya te puedes imaginar.

Excálibur
El desfalco de 142 millones en la Secretaría de Seguridad Pública es el árbol contra el que choca la cabecita del general Audomaro Martínez Zapata.

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