Crónica. Semáforo rojo
Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo «Nadie escarmienta en cabeza ajena», recuerda el refranero. Es un dicho popular vigente mientras hombres y mujeres actúen públicamente como lo hacen habitantes de Villahermosa no obstante las estadísticas que ubican a la capital de Tabasco como una de las de mayor contagio de covid19 en el estado y de […]
30 de mayo de 2020

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
«Nadie escarmienta en cabeza ajena», recuerda el refranero. Es un dicho popular vigente mientras hombres y mujeres actúen públicamente como lo hacen habitantes de Villahermosa no obstante las estadísticas que ubican a la capital de Tabasco como una de las de mayor contagio de covid19 en el estado y de las primeras a nivel país. La fiebre del consumismo desatada este viernes da al traste con el objetivo del cierre finsemanal de toda actividad comercial en la entidad.

Como bien adelantó la voz del confinamiento a través de las redes sociales: así como los números de contagios positivos y decesos aumentó tras la efervescencia familiar por celebrar el Día del Niño con pizzas, se da por descontado que el indicador nacional dentro de 14 días no sólo mantendrá a Tabasco al frente de la curva de la pandemia sino que el resultado de la incredulidad podría derivar en muertes insospechadas. En una inmovilidad extrema.

Horas antes de entrar en vigor la suspensión comercial en los 17 municipios –el concejo municipal de Jalapa se estrenó aceptando el plan de contención sanitaria pactado por los otros 16 ayuntamientos–, la prevención familiar mudó en frenesí al consumismo. Desde la apertura de las macroplazas, las filas de consumidores protagonizaron un viernes favorable a la economía local pero mortal para la población.

Cierto es que con ese desplazamiento no sólo ganó el mercado sino también el gremio de taxis y de combis. Sobran imágenes de las aglomeraciones en los sitios del transporte público y de individuos caminando por las calles, así como de congestionamientos viales en cada uno de los accesos federales, estatales y vecinales a Villahermosa: de Cárdenas, Teapa, Nacajuca, Macuspana…Río Viejo, Miguel Hidalgo, Dos Montes, Macultepec, Ocuitzapotlán…de todos los rumbos; de norte a sur, este y oeste…

Un día antes, la doctora Silvia Guillermina Roldán Fernández, había anticipado el posible efecto mayor del coronavirus en los próximos días y semanas: multiplicado por ocho, según la apreciación matemática de los científicos de la Secretaría de Salud de Tabasco, el número de contagios llegaría a 11 mil, mientras mil 200 personas engrosarían a la lista de caídos…esto es, tres veces más de los 470 fallecidos hasta la noche de este jueves.

Indudablemente que la realidad es neta: Tabasco está en semáforo rojo desde hace más de un mes. Nada parece decir lo contrario pues la población ya no se desplaza como las hormigas, sino en parejas, triadas, en grupos, soslayando cualquier información relacionada con el comportamiento del virus en el mundo, en México y en cada uno de los 17 municipios que conforman el estado número 27 de la república mexicana pero que por efecto de la pandemia es de los primeros a nivel país.

Mientras el primer regidor Evaristo Hernández Cruz publicita su traslado en bicicleta del regio fraccionamiento del Country a sus oficinas en el Palacio Municipal, el municipio de Centro liderea el indicador estatal del covid19 con dos mil 29 contagios. Por supuesto que la población de esta demarcación es superior a la de Jonuta que registra 12 enfermos, pero Villahermosa es el núcleo de la civilización…

Tres días consecutivos el alcalde que nació en la colonia popular de El Águila –la primera de la capital después de lo que ahora es el Centro Histórico de Villahermosa–, ha llegado al complejo urbanístico Tabasco 2000 tras rodar en bicicleta por Avenida Universidad. Apareció en el acceso de servicio del Palacio Municipal en camiseta y con mochila cruzada. En el segundo y tercer día, ya lo esperaba personal médico con termómetro en mano para checar la temperatura corporal, según difundió su equipo de prensa. Hasta ahí. No hubo más información.

No obstante, queda claro que durante el trayecto del Country a la oficina de trabajo, Hernández Cruz atestiguó el parque vehicular circulante por esa zona a primeras horas del día. Esa es una inequívoca señal de que no sólo la gente de a pie viola el semáforo rojo sino que las familias de pedigrí también coinciden por desconocer el efecto letal de un bicho que minuto a minuto deja muertos por el planeta mundo. No hay territorio donde su invisible presencia sume decesos visibles.

Si el comportamiento de la incivilidad persiste, Tabasco continuará en semáforo rojo hasta saber quién va a contar los muertos en esta tierra que inmortalizó José Goroztiza con su «Muerte sin fin»

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