Crónica: ‘Humanidad ¿hasta dónde nos vas a llevar’
Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo En realidad, la normalidad nunca se fue. A cada momento y durante los días, semanas y meses que lleva la emergencia sanitaria –por fijar una fecha, desde el 23 de marzo–, apareció vestida de irresponsabilidad e indisciplina en cada una de las personas que, como las que desbordaron el Centro […]
23 de junio de 2020

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
En realidad, la normalidad nunca se fue. A cada momento y durante los días, semanas y meses que lleva la emergencia sanitaria –por fijar una fecha, desde el 23 de marzo–, apareció vestida de irresponsabilidad e indisciplina en cada una de las personas que, como las que desbordaron el Centro Histórico de Villahermosa este lunes 22, salían a la calle como si el aire les faltara. Entonces, la novedad fue que no hubo novedad.

Pero el desfogue no sólo se registró en la capital de Tabasco. En los ejidos, poblados, villas, colonias, fraccionamientos demás asentamientos humanos del municipio de Centro –salvo prueba en contrario, se estima que también en el resto de las demarcaciones de la entidad–, el tráfico y el congestionamiento asemejó la agitación de los últimos días 2019 o los primeros de 2020. Si validez tienen las imágenes de las redes sociales, no hay que exigir más pruebas.

«Humanidad ¿hasta dónde nos vas a llevar?», ha cantado, desde el confinamiento domiciliario, Víctor Calao, uno de los sobrevivientes de la trova tabasqueña del siglo pasado.

«Por tu trágico sino/ ¿cuál será mi destino?», continuaba, el juglar, recordando la inspiración de Alberto Domínguez Borras, compositor nativo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, que a lo largo de su carrera musical que concluyó el día de su muerte el 2 de septiembre de 1975, creó además de Humanidad, canciones que le han y siguen dando vuelta al mundo, con interpretes varios, como Frenesí, Perfidia, Mala Noche, Al son de la marimba, Eternamente, Hilos de plata…

Calao es de la generación que ha vivido más de siete décadas. Una experiencia de vida que lo lleva a cuestionar sin atender amistades o familiares, igual que lo hacen otros de su talla, la población rejega a la autoridad civil: «Si el gobierno te dice: «no salgas», pues hay que hacer caso. Pero, no, rebuznamos y salimos. Y ahí están los muertos, ahí está el coronavirus arrasando con todos por parejo…»

Con la abrogación del ‘hoy no circula’, así como la reactivación comercial –por descuido o circunstancias ajenas al empresariado, la reanudación económica en la zona luz se demoró por falta de energía eléctrica– y del servicio público escalonado, comenzó la «Nueva Normalidad» en Tabasco. Y con el sol y calor del incipiente verano, la ciudad vivió un sofocamiento inhumano.

La última semana de junio, en verdad que arrancó agitada. Con más vitalidad, sí, pero no tan diferente a los días precedentes cuando en medio de la actividad restringida la pandemia no sólo avanzó, sino que se multiplicó hasta originar preocupaciones latentes en el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Adán Augusto López Hernández. ¿Por qué Tabasco?

«Humanidad, yo de sangre te he visto teñir/ pobrecito del mundo/ pobrecito de mi…/», a capela o acompañado, se ha escuchado a Víctor Calao en esas bohemias prepandemia.

Afuera, lejos del alargado, extenuante y asfixiante recogimiento voluntario, la experiencia, la responsabilidad y la disciplina, observan a una sociedad en movimiento, apostando, quizá, a conseguir con esa desfachatez lo que los expertos denomi9nan la ‘inmunidad del rebaño».

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