Por calles de Villahermosa aparecen personas sin cubrebocas, incluso taxistas sin ese accesorio

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Tras las primeras horas del decreto que firmó el gobernador Adán Augusto López Hernández para establecer medidas restrictivas a la desobediencia de un sector de la población rejega en aceptar el #Quedateencasa que las autoridades de los gobiernos de México y Tabasco han propuesto para disminuir los efectos de la pandemia del coronavirus en el país desde semanas atrás. Y…
Pero así como ocurrió con el decreto del viernes 20 de marzo y la posterior prohibición a la venta de bebidas alcohólicas en la entidad, por las calles de Villahermosa aparecieron personas sin el cubrebocas obligado, incluso taxistas sin ese accesorio prestando el servicio de pasaje. Y la oferta de cervezas y licores por las redes sociales, continuó como los bulos propalando multas económicas a quienes presumiblemente infringían la disposición del Ejecutivo estatal.
Minutos después de la noche del martes cuando el mandatario estatal diera a conocer las nuevas medidas para disminuir el contagio que ubica a Tabasco entre los primeros del país según su población, un funcionario del SúperSánchez de la avenida México, pasando periférico Carlos Pellicer, presumió a los clientes que en ese momento se encontraban en el lugar que esa disposición no aplicaba a tal comercio: «Vamos abrir y cerrar normal…a nosotros el gobierno nos da horario diferente», punzó.
—Tiene razón pero así como el gobierno le da, también quita el horario…—, razonó una consumidora recordando el nuevo decreto que establece el cierre de comercios como el de abarrotes a las 19 horas.
Al día siguiente, antes de que este miércoles se cumplieran las 24 horas de vigencia del decreto del martes 21, la empresa referida hizo circular por las redes sociales la aceptación del horario de cierre establecido por la autoridad civil. Tal vez no era necesario pero el aviso de refilón coincide con la presunción de aquel empleado para desobedecer el mandato constitucional. Y muestra que la ciudadanía, cuando sabe, sabe estar bien informada.
También cuando no, no. Así pasó en el transcurso del miércoles. Ante de la disminución casi total del servicio público de pasajeros urbanos de combis y taxis, hubo personas deambulando por las calles sin la protección planteada oficialmente; asimismo, ruleteros sin tal accesorio y automovilistas particulares desconociendo la medida difundida en cadena estatal la noche del martes. Esas violaciones, fueron alimento del Facebook y WhatsApp.
A uno de ellos respondió, en entrevista callejera, Humberto Bermúdez Requena, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana: «No hay multas económicas», declaró más menos ante un presunto documento oficial exhibido en las redes sociales donde se amparaba la cantidad de 2,500 pesos como pago de un conductor de automóvil particular por no portar cubre boca.
La falsa noticia invocó información de ese tipo que ha circulado desde que inició la Fase2, y el titular de una información colgada en la cuenta personal de una reportera recién terminada este martes la lectura del decreto por el gobernador López Hernández: «Hay toque de queda en Tabasco…»
Nada de eso. La imberbe comunicadora puso en entredicho a los egresados de la licenciatura de comunicación de la Ujat y, al mismo tiempo, revela una coincidencia con la multitid de analfabetas funcionales que circulan en la nube sin conocer el contenido del artículo 29 de la Constitución Política de México que sólo faculta al titular del Ejecutivo Federal para establecer una restricción de aquella naturaleza.
Por si faltara, la susodicha y otros omiten o desconocen las veces que el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha manifestado en contra del «toque de queda» en las mañaneras y en diversos actos públicos donde ha abordado el tema del Covid19. Y no sólo él lo propala, también diversos funcionarios del gabinete ampliado lo hacen, particularmente el vocero de la emergencia sanitaria Hugo López—Gattel.
Con la referencia citada, ahora se entiende porqué la resistencia de algunas personas, hombres y mujeres de diversas edas y de diferentes estratos sociales, para quedarse en su casa y contribuir así a la disminución del flagelo del siglo.