Crónica: Deberían estar felices en México
Luis Enrique Martínez Rumbo Nuevo En México «debemos estar felices» por tener un presidente del «tamaño» de Andrés Manuel López Obrador, afirma en entrevista exclusiva, Ignacio Ovalle Fernández, el titular del ahora desaparecido Instituto Nacional Indigenista que, en 1977, designó como delegado de esa institución en Tabasco al actual titular del Ejecutivo Federal. El ex […]
13 de diciembre de 2019

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
En México «debemos estar felices» por tener un presidente del «tamaño» de Andrés Manuel López Obrador, afirma en entrevista exclusiva, Ignacio Ovalle Fernández, el titular del ahora desaparecido Instituto Nacional Indigenista que, en 1977, designó como delegado de esa institución en Tabasco al actual titular del Ejecutivo Federal.

El ex embajador de México en Argentina (1983-1987) y Cuba (1987-1988), tras firmar el primer convenio de colaboración en el país entre la dirección de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) y la secretaria de Desarrollo Económico y Competitividad, Mayra Elena Jacobo Priego —protocolo en el cual el gobernador Adán Augusto López Hernández firmaría como testigo de honor—, sale de Palacio de Gobierno. Camina hacia la calle Independencia en compañía de José Ramiro López Obrador.

Se tomó la foto oficial con el mandatario estatal y algunos colaboradores de ambos en el salón de recepciones de Palacio de Gobierno. Y también amplió la información oficial a la prensa sobre el proyecto de las cuencas lecheras en Balancán, Huimanguillo y Macuspana: «La planta secadora de leche y los tres centros de acopio, serán abiertos en el primer trimestre de 2020…la inversión total será de 300 millones de pesos…»

Y en el trayecto al vehículo que lo trasladaría al aeropuerto, escucha al reportero:

Jaime Avilés, en su libro «AMLO: Vida privada de un hombre público», narra su relación con el presidente López Obrador desde que, a propuesta del gobernador Leandro Rovirosa Wade, lo designó delegado del Instituto Nacional Indigenista en 1977. Asimismo, de la visita que le hizo en Buenos Aires cuando usted era embajador de México en Argentina luego que renunciara a la Oficialía Mayor de gobierno en 1983 tras dejar la presidencia estatal del PRI.

«Y también cuando usted se quedó esperándolo en Cuba en la embajada de México en 1988 y López Obrador, tras consultar la Constitución Política de Tabasco, aceptó, finalmente, en el aeropuerto de Mérida, Yucatán, la candidatura a gobernador…»

—Si lo recibí en Buenos Aires y luego él siempre fue a Cuba…—, comenta el ex colaborador de los presidentes Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo; y también ex diputado federal del PRI, y ex militante del partido Convergencia. Ahora lo es del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Y titular de Segalmex.

—El del licenciado Lopez Obrador en 2018, ¿fue un «triunfo de la conciencia» como título usted uno de sus libros?

—Sin ninguna duda…sin ninguna duda…—, responde, un tanto sorprendido al recordarle su obra literaria prima.

—¿Cree que el presidente López Obrador cumplirá con las expectativas de más de los 30 millones de ciudadanos que votaron por él en 2018?

—Va a rebasar las expectativas…

—¿En qué sustenta ese optimismo?

—En que es un hombre rrrrrradicalmente honorable —Ovalle Fernández arratra la erre como cualquier francés a la mexicana—.

«Ni puede ni sabe decir mentiras. Y no creo que nadie, nunca, en muchos años, yo creo que en toda la historia de México, ha demostrado poner más entrega, voluntad y trabajo para sacar adelante los proyectos del país; los que ha anunciado».

—No es tiempo de hacer comparaciones pero ¿López Obrador podría ser el Lázaro Cárdenas del siglo 21?

—No quiero hacer comparaciones porque pueden llegar… las circunstancias objetivas. Lo único que puedo decir es que en México debemos estar absolutamente felices por tener un presidente de este tamaño.

«Es un hombre no nada más patriota, es bueno de corazón».

—Al igual que en todo el país, aquí en Tabasco hay grupos de «conservadores» que todavía dudan del paisano. ¿Qué decirle a los incrédulos?

—Que tienen derecho a tener sus reservas. A veces son interesadas, a veces son desinteresadas, al tiempo, al tiempo…

—¿El tiempo como el mejor calificador?

—Por supuesto, ¡hombre! Sin ninguna duda. Yo, tu servidor, no tengo ninguna duda.

Se acerca a despedirse la secretaria Jacobo Priego. «No olvides lo de la India», le recuerda el funcionario federal. «Si en eso estamos», alcanza a decir la interpelada. En seguida, Ovalle Fernández aclara el episodio narrado por el gobernador López Hernández en el salón de recepciones:

«Yo no vine a la inauguración del museo de La Venta. Lo hice después. El poeta (Carlos Pellicer Cámara), que andaba en huaraches, nos presentó el objetivo del proyecto no hace 60 años sino 40…»

—Pero no va a negar que nombró al licenciado López Obrador como delegado del INI cuando usted era el titular de la dependencia…

Ovalle Fernández, subiendo el estribo del vehículo aparcado al costado izquierdo de Palacio de Gobierno, sonríe. «Eso si es cierto…»

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