Democracia está de fiesta
Destacan el triunfo de Claudia Sheinbaum y Javier May, durante la jornada electoral vivida el fin de semana
Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Aún al filo de las 23 horas, la «fiesta democrática» que había comenzado en la mañana, tenía vida propia. Cientos, miles compartieron ¡vivas! a Claudia Sheinbaum Pardo y Javier May Rodríguez como ganadores de la contienda presidencial y de gobernador en la Plaza de Armas de Villahermosa.
La algarabía popular estalló ante un iluminado Palacio de Gobierno no obstante las inconformidades que aparecieron por la demora en la apertura de algunas casillas en varios lugares de la entidad. Sin embargo, el reclamo ciudadano a través de las redes sociales fue exorcizado por una afluencia de electores que duró hasta el último minuto de la jornada oficial de nueve horas.
Desde temprano, por ejemplo, en la casilla instalada en el Plantel 1 del Cobatab, ubicado a metros de la oficina local del Instituto Nacional Electoral, apareció la fila de votantes, hombres y mujeres de todas las edades. La primera impresión relacionada con la temperatura, desapareció conforme transcurrían las horas: las colas aumentaban a pesar del calor y el bochorno asfixiante.
Por todas las comunidades urbanas recorridas, lo mismo los fraccionamientos Carrizal o Hacienda; o las colonias Atasta de Serra, Tamulté de las Barrancas, Primero de Mayo o Mayito, las filas de electores no disminuían. Sobresalían, sombrillas, sombreros, gorras, pañuelos, abanicos; y la venta de paletas, helados y raspados, así como de agua, también ganó. «Higratate, mamá», exigía una niña.
Para denominarla de «histórica» como se escuchó a través de los enlaces a tiempo real de radio y televisión; y por la noche, también a Javier May, es obligado consignar el civismo con el cual se comportó el electorado. No algunos, sino muchos lo hicieron en familia: abuelos, padres, hijos, nietos y bisnietos.
A broma supo la divulgación de la venta clandestina masiva de bebidas que rompió, como era de esperarse, la incivilizada ley seca. Ni eso provocó temor al listado nominal de electores.
Lo que inconformó desde temprano, lo padeció el propio candidato a gobernador Javier May: con su esposa Aurora Raleigh, votó en la casilla instalada en la colonia Guerrero de Comalcalco hasta las 12:30, debido a la indulgencia de los funcionarios de casilla que tiraron la toalla antes de tiempo o por la inexperiencia de los representantes de la autoridad electoral.
«Confío en que se vencerá el abstencionismo, hay paz y la jornada electoral es una fiesta democrática. La gente está contenta”, expresó tras sufragar «de forma libre, sin presiones y a conciencia» como dijo lo hacía la ciudadanía.
Mientras tanto, en Villahermosa, Jaime Lastra, candidato a diputado federal por el IV Distrito Electoral, encomiaba la copiosa afluencia de votantes: «Esperamos que continúe en paz y tranquilidad porque la democracia es una fiesta del pueblo».
Y así, la propia población se espantó de las interminables filas que se formaban ante las casillas, la mayoría instaladas en lugares públicos. Así, dos horas antes de la convocatoria que Javier May había hecho en conferencia de prensa, la «fiesta de la democracia» comenzó a animarse con música de Chico Che: «Ay Macorina, pónme la mano aquí..»