EL PESIMISMO; ¿ESTAMOS ENTRE LOS MÁS VIOLENTOS?

Por José Martínez
En el mundo abundan los catastrofistas. No en vano surgió por ahí un personaje al que se le adjudican las denominadas “Leyes de Murphy”. El estadounidense Eduard Aloysius Murphy se convirtió en el sistematizador del pesimismo a partir de una “ley” que se hizo popular: “si algo puede salir mal, saldrá mal”. Lo que podríamos equiparar también con otra expresión del máximo pesimismo: “estamos mal y estaremos peor”. O también: “nadie está peor que nosotros”.

A partir de esa actitud hay segmentos, afortunadamente reducidos, que alimentan las percepciones más negativas en Tabasco a propósito de hechos graves, pero que me parece no son la norma. Para evitar esta bola de nieve las autoridades estatales tiene que actuar preventiva y firmemente. Sobre todo en materia de seguridad.

Me refiero sobre todo a dos casos: el de los muertos en Loma de Caballo a mediados de agosto pasado, y en el cual el combate a ilícitos por parte de policías locales se revirtió hacia las autoridades estatales debido a errores y complicidades que debe ser aclaradas y sancionadas. Ahora, otro lamentable suceso registrado el pasado 27 de septiembre, cuando policías federales asesinaron a dos jóvenes e hirieron a otros dos “por error”, ha sido motivo de justa indignación. Pero también en este caso, las autoridades estatales deben actuar con firmeza, prontitud y apego a la ley para que no terminen cargándole a la percepción de inseguridad en el estado.

Sin dejar de insistir en que los gobiernos –sean federal, estatales o municipales- están obligados a garantizar las condiciones de seguridad para toda la población, me parece que es necesario colocar los temas de combate a la violencia en su justa dimensión.

¿Es Tabasco una de las entidades más violentas del país? A los pesimistas habría que decirles que no es así.

Un estudio recientemente publicado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal indica que la ciudad más violenta en nuestro país es Acapulco, Guerrero. Desplazó del primer sitio a Ciudad Juárez, Chihuahua.

En el registro no sólo nacional sino internacional aparecen como “ciudades violentas” Culiacán, Sinaloa; Ciudad Juárez; Obregón, Sonora y Nuevo Laredo, Tamaulipas.

También entre las diez urbes con más casos de violencia en la República se cuentan Ciudad Victoria, Tamaulipas; Chihuahua, Chihuahua; Tijuana, Baja California; Torreón, Coahuila y Cuernavaca, Morelos.

El balance del Consejo Ciudadano refiere que diez de las 50 ciudades más violentas en el mundo son mexicanas. Aunque en un estudio previo, la Secretaría de Gobernación consideró necesario incluir a Villahermosa, Tabasco, en un programa de prevención de la delincuencia, por fortuna la capital tabasqueña no está en niveles críticos de inseguridad. Y se debe impedir que suceda.

El índice de violencia de las ciudades toma en cuenta el número de homicidios dolosos registrados por las autoridades de enero a junio de 2015, por cada 100,000 habitantes, en 50 ciudades con población de más 300,000 personas en el mundo. Tranquilos, entonces, no estamos tan mal y no estaremos tan peor, para usar una expresión tabasqueña.

Por supuesto que tiene que haber un esfuerzo coordinado y continuo. También una acción decidida de las autoridades para evitar que lo político partidista se mezcle con lo policiaco.

HABERES

VARIOS grupos se disputan la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN). El más reciente en anotarse fue Francisco Castillo, diputado local, quien lleva de fórmula a Gerardo Priego, ex candidato a la gubernatura. El PAN tiene el reto de su reorganización interna más que a sus pleitos con el gobierno estatal.