Corte de Caja
Los políticos chapulines, con partido o sin partido José Martínez Las candidaturas independientes fueron la novedad en las elecciones del 2015. Aunque ya en algunos estados se permitía que a nivel local hubiera candidatos sin partido, fue recientemente que una reforma a las leyes electorales hizo posible a nivel nacional este tipo de postulaciones. Antes […]
3 de octubre de 2015

Los políticos chapulines, con partido o sin partido

José Martínez
Las candidaturas independientes fueron la novedad en las elecciones del 2015. Aunque ya en algunos estados se permitía que a nivel local hubiera candidatos sin partido, fue recientemente que una reforma a las leyes electorales hizo posible a nivel nacional este tipo de postulaciones.

Antes también resultaba común que un político que llegaba al poder bajo la bandera de un partido y con el voto popular se declaraba independiente.

Aunque este tipo de candidaturas fueron impulsadas por grupos ciudadanos sin partido, ahora se corre el riesgo que se convierta solo en fachada para disfrazar ambiciones personales.

Mucho se puede criticar a los partidos, pero hasta ahora son la forma más adecuadas históricamente demostrada para que quienes tienen una propuesta de gobierno o quieren llegar al poder se organicen. Asumen legalmente derechos y responsabilidades según las leyes de cada país. Es cierto que ningún partido se salva de las críticas por antidemocracia, imposiciones y corrupción, pero el problema no son las organizaciones en sí, sino la manera en que se hace uso de ellas.

Durante una reunión nacional del PRD, el gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, en su calidad de militante de ese partido, advirtió sobre los riesgos de una actitud anti política, anti partidos y casi antidemocracia.

Unos días después de lo expresado por Núñez Jiménez y que se entiende por su biografía vinculada a la defensa de los sistemas electorales, unos cien intelectuales y políticos publicaron un desplegado en apoyo a los candidatos independientes. No podría decirse que fuera una respuesta a Núñez, sino más bien podemos verla como una reacción ante la actitud de algunos gobiernos para establecer obstáculos más que requisitos justos a quienes busquen ser candidatos independientes.

Me parece que las dos posiciones tienen razón: hay que defender a los partidos, incluso a pesar y en contra de sus dirigentes (algunos verdaderamente mercaderes de la política, aunque también hay excepciones notables), como hay que defender las candidaturas independientes y una más amplia participación ciudadana.

Pero unas y otras hay que exigirles responsabilidad.
Claro que tampoco se vale que las candidaturas independientes sean usadas por los políticos “chapulines” y sin convicción, que pasan de un partido a otro, de una fórmula a otra, movidos sólo por la ambición.

Es importante recordar que las candidaturas independientes surgieron como una necesidad para abrir a una mayor participación las opciones ciudadanas ante el desgaste de los partidos políticos y el surgimiento de nuevos movimientos sociales, pero de ninguna manera para que lucren quienes se disfrazan críticos sistemáticos.

En Tabasco, al igual que en muchos otros lugares del país, comienzan a aparecer abanderados “independientes”. Corresponde a los ciudadanos decidir si se dejan engañar con un discurso que lógico nada propone o exigen mayores responsabilidades a los políticos.

Haberes
Un gran precedente ha creado la acción de la empresaria María Asunción Aramburuzabala, propietaria de la constructora Abilia, quien en el Distrito Federal decidió enfrentar una arbitraria decisión del gobierno capitalino y denunciar además públicamente y de manera legal lo que consideró hechos de corrupción. También se hizo eco de las quejas de extorsión. Ganó el juicio al decidir el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) que era ilegal el impedimento para construir un desarrollo inmobiliario en la colonia Polanco. Los empresarios lo ponen como un ejemplo de la lucha contra la corrupción.

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