Corte de Caja
El PRI, un partido que conmemora 88 años; renovarse o morir José Martínez El PRI llegó a sus 88 años de existencia, una edad donde hay pesadez, la memoria inicia una decadencia hasta perderse, e incluso la visión se vuelve borrosa. Es lo que le sucede a un partido después de tantas décadas con escándalos, […]
6 de marzo de 2017

El PRI, un partido que conmemora 88 años; renovarse o morir

José Martínez
El PRI llegó a sus 88 años de existencia, una edad donde hay pesadez, la memoria inicia una decadencia hasta perderse, e incluso la visión se vuelve borrosa. Es lo que le sucede a un partido después de tantas décadas con escándalos, derrotas, políticos que lo han traicionado, y un descontento social por iniciativas llevadas al Congreso, las cuales pueden ser estocadas rumbo al 2018.

A pesar del discurso del presidente Enrique Peña Nieto en el aniversario, donde expresó que son un partido que sale a ganar porque en su genética así está predispuesto, es difícil que a estas alturas alguien le crea. Recordemos que es un partido que nació en el poder, no lo conquistó; lo retuvo.

En la celebración, se distinguió con la medalla Plutarco Elías Calles al Mérito Revolucionario a Manlio Fabio Beltrones, el mismo que entregó al PAN siete estados, y entre esos, cuatro entidades en las que había gobernado de forma consecutiva durante 86 años: Durango, Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas, lo que le contó su salida para darle entrada a Enrique Ochoa Reza.

Ahora el tricolor debe enfrentar dos retos difíciles: ganar las elecciones del 4 de junio de este año para gobernador en el Estado de México, Nayarit y Coahuila, y las municipales en Veracruz; así como en 2018 retener la Presidencia de la República.

Peña Nieto expresó que están en la antesala para ganar, y señaló que la izquierda representa una parálisis, quizá porque en este momento el partido Morena les lleva una amplia ventaja con su candidato Andrés Manuel López Obrador. Por lo menos eso dicen las encuestas anticipadas; falta la verdadera contienda.

A sus 88 años, al PRI se le ve lastimado, ante una falta de credibilidad y como se decía, asumiendo costos políticos de las reformas estructurales impulsadas por el presidente Peña Nieto.

Luego de querer refrescar al partido con el arribo de Enrique Ochoa, éste de inmediato alertó que debían analizar qué errores han cometido para perder elecciones, aunque no es él quien debe dar consejos, porque simplemente no puede hablar de credibilidad. A Ochoa Reza le pesa una losa: su paso por la CFE, de la cual recibió una liquidación equivalente a nueve meses de su salario, a pesar que fue director de esta empresa durante solo dos años y cinco meses, y que no fue despedido, sino que renunció.

Además, como cereza en el pastel de los 88 años, están los exgobernadores, quienes no sólo fueron señalados sino que se comprobó su desmedida corrupción, tal es el caso de Rodrigo Medina de Nuevo León; Tomás Yarrington, de Tamaulipas; Roberto Borge de Quintana Roo; César Duarte de Chihuahua, e incluso Andrés Granier en Tabasco y Javier Duarte en Veracruz. Este último caso es el que más daño le ha hecho a su partido y a la sociedad.

Cada acción significa un regalo para que la militancia se vaya decepcionando del instituto político; y esa transformación de la que se presume caiga al vacío.

En esta recta final, no se trata sólo de llamados, más bien es mirar sus propias realidades, y entender que el PRI necesita revisar a fondo sus principios y organización. Nadie «se merece la abundancia».

Haberes
EL DIRIGENTE del PRD en la entidad, Candelario Pérez, todavía no entiende el rechazo de sus propios correligionarios al decir que está promocionándose en los pendones. Ahora declaró que tiene todos los permisos y no los retirará. Por cierto, ¿está permitido el uso de infraestructura urbana para promoción política?

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