Corte de Caja
Estabilidad en las finanzas tabasqueñas, un avance a mantener José Martínez A finales del 2012 y principios del 2013 la situación de las finanzas en el gobierno tabasqueño era por lo menos caótica; quienes conocieron de cerca los componentes de esa caldo tóxico no dudaron en calificarlo de “un desastre”. Estuvimos al borde del precipicio […]
2 de diciembre de 2016

Estabilidad en las finanzas tabasqueñas, un avance a mantener

José Martínez
A finales del 2012 y principios del 2013 la situación de las finanzas en el gobierno tabasqueño era por lo menos caótica; quienes conocieron de cerca los componentes de esa caldo tóxico no dudaron en calificarlo de “un desastre”. Estuvimos al borde del precipicio financiero, dijo recientemente el gobernador Arturo Núñez. Esto es algo que me parece no debemos olvidar a la hora de valorar lo que se ha hecho hasta la fecha.

Le comento, por ejemplo que pudo significar un colapso en la hacienda tabasqueña. Tomemos de muestra lo que sucede en Veracruz. Allí el nuevo gobierno tiene que enfrentar el cierre de más de diez ayuntamientos y la crisis de pagos en otros 50 o más porque no tienen para la nómina. Ya no se diga en la prestación de servicios: sin vigilancia, sin recolección de la basura, sin lo básico.

El propio gobierno del aliancista de Miguel Ángel Yunes, que ayer rindió protesta tiene un grave problema para el pago a maestros, médicos, burócratas. En el estado vecino la bola de nieve del saqueo y la deuda se dejó crecer a tal grado que el “quebranto” de las finanzas es calculado en más de cien mil millones de pesos. Lo difícil será complicado en los próximos días. Y la PGR ofrece 15 millones de pesos por la captura del ex gobernador Javier Duarte.

La crisis en las finanzas de un estado y sus consecuencias para la población no es un espejismo. Aquí en Tabasco se vivió la falta de medicinas y alimentos en los hospitales, enormes adeudos con unos tres mil pequeños prestadores de servicios, la omisión de cloración del agua para consumo humano.

¿Por qué traer a la mesa estos temas? Porque el miércoles el secretario de Finanzas, Amet Ramos Troconis, presentó el proyecto de presupuesto del 2017 para Tabasco y contra los negros augurios se logró por lo menos ajustar a unos 46 mil 843 millones los recursos disponibles. Un pequeño aumento del tres por ciento con respecto al de este año, pero por lo pronto se logró que no hubiese un tijeretazo mortal. Me explico: el riesgo real es que el gobierno tuviera que comenzar a correr empleados, disminuir prestaciones, dejar de atender lo básico.

Inclusive el otro peligro, ya descartado por el propio gobernador Arturo Núñez y por Amet Ramos era la aplicación de nuevos impuestos. Nos dan la seguridad de que ni regresa el Impuesto Vehicular –descartado porque no está en la propuesta de ingresos-, ni habrá un aumento de los gravámenes ya existentes.

Ayer jueves, el titular de Seplafin, compareció ante los diputados y ratificó que la estabilidad y disponibilidad en los dineros públicos es resultado de un manejo prudente del presupuesto, un bajo nivel de deuda –mientras que otros estados deben mucho más de lo que recibirán-, un desempeño equilibrado y una cautelosa disciplina financiera. Se dice fácil y habrá quien desconfíe de las cuentas oficiales, pero los servicios se mantienen.

Es cierto, ya no estamos en los tiempos del auge petrolero y de la borrachera del derroche, pero aún frente a las dificultades económicas nacionales –van unos cuatro recortes presupuestales- e internacionales –la brutal caída del precio del petróleo y el desplome del peso-, Tabasco ha logrado sortear la tormenta.

Ramos Troconis refirió que la buena salud financiera de Tabasco no es una apreciación personal. En efecto, los resultados son respaldados por la calificación de firmas prestigiadas como Moody’s y Fitch Ratings. Hay otras calificaciones hechas por organismos como el IMCO y México Evalúa. Lo importante es no bajar la guardia ni perder el paso.

Haberes
Alerta, muy alerta deberán estar el gobierno y la sociedad ante quienes se dedican a atizar la inseguridad con objetivos políticos.

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