Corte de caja
Morena, rumbo a una ruptura entre dirigentes y militantes José Martínez Suspendidos los derechos partidarios por un periodo de seis meses al diputado local por Morena, Juan Pablo de la Fuente Utrilla, a través de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de este partido, aumentarán las disputas temperamentales que ha mantenido el afectado con […]
11 de junio de 2016

Morena, rumbo a una ruptura entre dirigentes y militantes

José Martínez
Suspendidos los derechos partidarios por un periodo de seis meses al diputado local por Morena, Juan Pablo de la Fuente Utrilla, a través de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de este partido, aumentarán las disputas temperamentales que ha mantenido el afectado con la dirigencia estatal de este movimiento encabezada por Adán Augusto López Hernández.

Desde enero del año en curso hubo muestras de distanciamiento y desacuerdos entre la dirigencia estatal de Morena, y tres de los diputados de los cuatro que integran la bancada del movimiento lopezobradorista en el Congreso local por supuestos acuerdos en lo “oscurito”, para que Juan Pablo de la Fuente fuera designado como presidente de la Mesa Directiva por el Primer Periodo de Sesiones Ordinarias de la LXII Legislatura.

Este resolutivo que inició el 9 de junio, y concluirá hasta el próximo 9 de diciembre, y que impide al morenista ostentar cualquier cargo dentro de la estructura orgánica del partido, debilita de alguna forma los alcances obtenidos por este movimiento al haberse ubicado como segunda fuerza política tras los resultados de las elecciones extraordinarias por la alcaldía de Centro, el pasado mes de marzo.

Existe una marcada diferencia que no han podido ocultar en Morena la cúpula estatal y sus legisladores, si en este partido no cambian esta actitud divisionista no podrán avanzar en la consolidación de un verdadero instituto político con grandes posibilidades de caminar rumbo a las elecciones de 2018.

Tendrían que analizar la situación por la que está atravesando uno de sus grandes antagonistas, el PRI, donde la lucha encarnizada por el poder está sepultando prácticamente a este instituto, que sólo ha actuado de acuerdo a las decisiones cupulares olvidando a su base y militancia, lo cual ha derivado en un debilitamiento y posible desaparición del tricolor, no sólo a nivel estatal sino en todo el país como lo demostraron las elecciones del pasado 5 de junio.

Si en este mismo sentido Morena ha tenido un gran avance del 17% en el país sin tener que depender de ninguna alianza o coalición con otro partido político, entonces debe fortalecer su dirigencia a través del diálogo con las diferentes formas de expresión interna que lo integran.

La prueba de que se pueden lograr los objetivos trazados por la dirigencia nacional es el haber obtenido el nada desdeñable segundo lugar como fuerza política en el municipio de Centro, en ese rumbo se deben sentar las bases morenistas para construir un verdadero partido que demuestre que la gente es el principal interés de su lucha en el movimiento de regeneración.

Morena tiene posibilidades de seguir creciendo en casi la mayoría del país, sin embargo, tendrá que pensar en renovar sus estrategias de convencimiento dirigidas a ciertos sectores de la sociedad que lo ven como un partido demasiado radicalizado, no sólo es un giro en su discurso político sino también una mejor imagen inclusiva y consensual sin perder la esencia del movimiento lo que necesitan los morenistas, además, claro está, el trabajo serio y los buenos resultados que sus representantes logren en la función pública es lo que mejor lo posicionará en el ánimo de sus simpatizantes y probables electores en su camino hacia el 2018.

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