El rescate de Pemex y las tareas encomendadas por el Presidente
José Martínez
Rumbo Nuevo
Rescatar a la principal Empresa Productiva del Estado, Petróleos Mexicanos, fue un objetivo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Y sin duda ha sido, como dijo su director general, Octavio Romero Oropeza, una hazaña. La petrolera se hallaba en su peor momento, lindando la bancarrota, operando con números rojos.
Su producción de crudo había caído a niveles alarmantes y la industria petroquímica, otrora orgullo nacional, prácticamente desmantelada. Pemex era la caja chica de los gobiernos del PRI y del PAN.
Cundían los jugosos negocios entre directivos y contratistas, proliferaban los privilegios, el derroche y una corrupción galopante que golpeaba severamente la salud financiera de la empresa, amén de otros perniciosos males, como la mafia sindical que gozaba de prebendas y recibía aparte su botín.
Todo eso cambió con la llegada de López Obrador y la acción de Romero Oropeza. Se puso frenó a todos esos abusos. Se combatió la corrupción y se cancelaron privilegios y dispendios. Se puso manos a la obra para recuperar la producción de crudo y rescatar las plantas petroquímicas, se adquirió otra en suelo texano y se construyó otra en territorio tabasqueño, que en el futuro permitirá recuperar la independencia energética.
Hoy, el panorama de Pemex es otro, distinto al de hace seis años. En la mañanera del lunes pasado, el director general rindió un informe muy completo de cómo se ha logrado recuperar a Petróleos Mexicanos con datos y cifras reales, no los embustes difundidas por la comentocracia, que desde hace un tiempo han promovido “una campaña de mentiras” como el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador ha denunciado.
No es un dato menor que, por primera vez desde 2013, la deuda de Pemex esté por debajo de los cien mil millones de dólares, por cierto, herencia de los gobiernos neoliberales, cuyos escribanos a sueldo tramposamente se la quieren atribuir a la actual administración.
Romero Oropeza logró disminuirla en 25 por ciento. Obvio, eso nunca lo van a reconocer, mucho menos a destacar estos amanuenses. Ellos siempre hablan de que Pemex “está muy mal”, son expertos en desinformar, a eso se dedican, cuando la realidad es que la petrolera se halla en su mejor momento.
Un transporte público más eficiente
Uno de los servicios esenciales para los ciudadanos es el transporte público, la movilidad a los centros de trabajo, a la escuela, al mercado, etcétera. Gran mayoría de la gente utiliza los medios de transporte públicos por necesidad, y mucha de ella transborda hasta dos rutas para acercarse a su destino diario. Si un prestador de servicio no tiene la capacidad para cubrir tal o cual ruta que le ha sido concesionada los principales afectados serán los usuarios.
Este es un tema que sexenio tras sexenio causa grandes dificultades a la clase trabajadora que ocupa los medios de transporte urbano, sub-urbano, rural y foráneo y que no se ha resuelto por diferencias entre los concesionarios y los gobiernos en turno. Para muestra el paro de transportistas reciente que afectó a muchas personas cuyo único medio de transporte es el público.
Quién no recuerda a los legendarios Saetas en la Villahermosa de los años 80, y al no muy lejano Transbús que se extinguiera hace unos doce años, y desde entonces a la fecha se ha prometido mejorar el transporte público en pos de la modernidad de los tabasqueños. Empresarios transportistas van y vienen, los gobiernos subsidian el servicio, pero nada se resuelve y los ciudadanos son los que más pierden.
No hay un orden verdadero que regule el transporte público en la capital tabasqueña, que determine el tipo de vehículos adecuados a la ciudad y sus vialidades para que el servicio sea eficiente, que los operadores tengan una capacitación adecuada para atender a los usuarios y garanticen la seguridad de estos.
Las alternativas de desplazamiento para los usuarios que no tienen los recursos para tomar un servicio de taxi o de aplicación son muy limitadas. Esto debe cambiar.
Haberes
Los pueblos originarios tendrán su festividad, y será el nueve de agosto en Tecoluta, Nacajuca. Ayer la asociación Guardianes del Conocimiento de los Pueblos AC, dieron a conocer las actividades que llevarán a cabo para esa fecha. Habrá Danza del k’ojo’ble y ceremonia de apertura. Una buena oportunidad para revalorar las culturas nativas.