Corte de Caja
Javier May, su encuentro con los maestros y la reacción opositora José Martínez Molestó mucho a la candidata del PRI y del PAN, Lorena Beaurregard, y al candidato del PRD, Juan Manuel Fócil, que su principal contrincante, Javier May Rodríguez, se haya reunido con maestros y dirigentes magisteriales del SNTE y que ese encuentro haya […]
25 de abril de 2024

Javier May, su encuentro con los maestros y la reacción opositora

José Martínez

Molestó mucho a la candidata del PRI y del PAN, Lorena Beaurregard, y al candidato del PRD, Juan Manuel Fócil, que su principal contrincante, Javier May Rodríguez, se haya reunido con maestros y dirigentes magisteriales del SNTE y que ese encuentro haya resultado todo un éxito.

Ambos criticaron esa reunión en el Centro de Convenciones, a la que asistieron miles de maestros, y arremetieron contra el dirigente de la Sección 29 de esa organización sindical José Leónides Gallegos.

Ese acercamiento caló hondo por los anuncios que hizo Javier May en materia de educación: restructuración de la secretaría del ramo; mayor inversión en este rubro y que los maestros den clases en su lugar de origen.

Lo que más júbilo causó fue la promesa del candidato de la coalición integrada por Morena, PT y PVEM, de no descontarles de su salario el Impuesto Sobre la Renta (ISR).

Esa esa sido una exigencia de la clase trabajadora, pues ese descuento que por ley se hace y se aplica a las percepciones salariales desde 2017, anteriormente era absorbido por el gobierno estatal.

Con ese anuncio, Javier May se echó a la bolsa al gremio magisterial. Eso no gustó para nada a sus contendientes. Reaccionaron de manera virulenta.

En su cuenta de X, la abanderada del PRI-PAN afirmó que los maestros asistieron al evento con el morenista engañados de que se trataba de una reunión sindical.

Acusó a los dirigentes del SNTE de zalameros y de tratar como menor de edad a sus agremiados. Luego recurrió a la falsedad para decir que la camiseta del SNTE que Javier May se puso, la tiró al piso cuando se subió a la camioneta.

Dijo el vocero de May: no tiene importancia el dicho de la prianista porque jamás podrá derrotar en las urnas al morenista. El tiempo de la verdad está cada vez más cerca.

Nos resistimos a leer literatura
Ayer se conmemoró una vez más el Día Internacional del Libro y el Derecho de Autor, como cada año el 23 de abril, instituido por la UNESCO desde 1995. Tres desapariciones coinciden con esta fecha: el fallecimiento de William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra y Garcilaso de la Vega. Tres escritores que han pasado la prueba del tiempo y siguen vigentes hasta la actualidad.

Pero ¿cuánto leemos realmente? Hace días conversaba con una integrante de la congregación religiosa de los Testigos de Jehovah y coincidimos en que uno de los libros con mayor venta en el mundo es la Biblia en sus distintas versiones, sin embargo, paradójicamente no por venderse mucho es el libro que más se lee. Y así sucede con dos de los clásicos arriba mencionados: Shakespeare y Cervantes son los autores más mencionados pero los menos leídos, al extremo de que hay quien cree que Romeo y Julieta es una novela romántica.

Lo peor, no obstante, es que hay quienes creen que la lectura es tan solo un pasatiempo, que únicamente los desocupados (no los desocupados lectores, como diría Cervantes) son los más aptos para realizar esta actividad ociosa. La lectura es en cambio tan necesaria que no basta con juntar letras y sílabas como nos fue instruido en la educación primaria. Si pensamos que la lectura es innecesaria no somos más que analfabetas funcionales que estamos limitados para articular un discurso que tenga el mínimo de coherencia y cohesión en sus palabras.

En este sentido nos reclama el gran Ricardo Garibay, y con mucha razón, que ninguna experiencia es tan válida como aquella que tiene el respaldo de la lectura, es decir, aquel dicho de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo” se queda sin efecto.

He sido testigo de cómo un niño que lee posee mayor capacidad cognoscitiva si es un niño lector, hay más soltura en su lenguaje pues posee un vocabulario más amplio que cualquier otra persona. Y el análisis así como el cuestionamiento a las cosas que suceden a su alrededor es una constante.

No es que el niño que lee sea un genio o un escogido por Dios por su talento, es, simplemente, que su cerebro realiza gimnasia y ejercicios que desarrollan en él una función a la que los demás se resisten con las conocidas frases de que “leer es aburrido” o “es que no tengo tiempo para la lectura”.

Haberes
Por cierto, una de las instituciones que debería estar celebrando en grande el Día Mundial del Libro y Derecho de Autor es la Secretaría de Cultura, pero desafortunadamente no se vio ni se supo nada. En su página de Facebook, la cual no tiene movimiento desde el mes de febrero, simplemente no se publicó nada. El pretexto puede ser la veda electoral, pero más bien se vive una veda cultural.