López Obrador, la democracia, Claudia y los desafíos en los nuevos liderazgos

José Martínez
Andrés Manuel López Obrador inició hace más de 30 años un movimiento para la democratización, siguiendo el ejemplo del grupo de Cuauhtémoc Cárdenas, pero también porque se lo había propuesto desde principios de los ochenta.

La reciente designación de Claudia Sheinbaum en una de las encuestas más históricas del país ratifica esa vocación.

El Presidente no metió las manos. Al contrario se mantuvo ajeno a ese ejercicio, por más que hubo quienes abogaban por el “dedo presidencial” o quienes esperaban pruebas para denunciarlo.

Seis competidores estuvieron caminando el país con el fin de promoverse, y que los ciudadanos fueran quienes eligieran a la mejor opción.

Al final de cuenta, casi todos eran de Morena, a excepción del petista Gerardo Noroña y el verde ecologista, Manuel Velasco.

Al final se dio una disputa por parte de Marcelo Ebrard, eso ya no es culpa del mandatario federal. Los números estuvieron a la vista. Las autoridades que representaban a Morena las dieron a conocer y, aunque algunos mostraron rostros desencajados, nada pudieron hacer. Sólo la presión y el chantaje.

Ahora Claudia tiene en sus manos el “bastón de mando”, el cual le entregó López Obrador. El significado podría ser que ella tiene en este momento parte del poder en México. Es la sucesora natural del Presidente, y en tal sentido no cabe la menor duda que ya debe conducir el movimiento de la 4T.

En el caso de Marcelo, el mismo AMLO señaló que tiene las puertas abiertas en el partido, porque lo considera un cuadro valioso, de mucha experiencia, aunque hizo énfasis en un punto de máxima atención: “todo tiene un límite, y cuál es, la decisión de cada uno, porque cada uno es responsable de sus actos”.

Aquí lo importante es continuar con el proyecto de Nación, de la transformación. Los simpatizantes de AMLO han decidido que Claudia es la indicada para esa tarea.

Nidia no se retracta
Se requerirá algo más que la buena intención para curar las “heridas” dejadas por el proceso interno de Morena que dio como ganadora de la encuesta a Claudia Sheinbaum. Ese resultado alteró los ánimos, hizo perder la mesura a algunos dirigentes cuando el llamado ha sido a la unidad y apoyar con todo a la futura candidata presidencial.

Los dirigentes son los primeros que deben dar muestras de cordura, porque alimentar el resentimiento de las bases resulta muy peligroso. No pocas veces incontrolable.

Pero hay quienes, por fortuna pocos, no atendieron el exhorto del presidente López Obrador y de la nueva dirigente de la 4T, Claudia Sheinbaum. De inmediato denostaron a la exjefa de Gobierno.

Mientras Mario Delgado y Alfonso Durazo del CEN de Morena hacen esfuerzos para conciliar es absurdo que la secretaria de Organización de Morena Tabasco, Nidia Naranjo Cobián, haya dado muestras de intolerancia.

Las expresiones desafortunadas de la señora Naranjo se pudieron conocer por la filtración de un audio de una conversación privada, que ya trascendió a nivel nacional. Sea en público o en privado, un dirigente siempre debe guardar prudencia, independientemente de cuál sea su posición personal. Cabeza fría y corazón caliente, es lo que se aconseja en estos casos.

Ese arrebato contrasta con la postura asumida por Adán Augusto, quien reconoció el triunfo de Sheinbaum y se sumó al llamado a la unidad y reconciliación.

Contrasta también con el reconocimiento que Javier May hizo al exsecretario de Gobernación, por su altura de miras pasado el proceso de selección.

La dirigente estatal de Morena, Tey Mollinedo, precisó que la postura de la secretaria general Naranjo Cobián, sobre los resultados de la encuesta de Morena no es la del partido en la entidad. La lideresa se dijo respetuosa de las declaraciones de la señora Naranjo; no obstante, apuntó que sus manifestaciones son de carácter personal y que no las comparte. Pero en una organización no basta decir “respeto pero no comparto”, porque un partido se debe caracterizar por su disciplina y respeto. En fin…

Haberes
En esta recta final del gobierno la inseguridad aparece como un hecho creciente. Son los tabasqueños quienes estarían pagando esta factura debido al nerviosismo de salir de casa y ser asaltados o alcanzados por una bala perdida.

Esta problemática se ha acentuado más en la zona de la Chontalpa, Cárdenas y Huimanguillo, que son los municipios que padecen la llegada de grupos delictivos.

A pesar de las declaraciones oficiales, que la inseguridad era cosa del pasado, todo indica que no, es algo del presente, porque los ciudadanos de esa zona lo viven y lo sienten.