El Tren Maya, muchos más que una infraestructura para transporte

José Martínez
Dos son los temas que destacaron de la conferencia matutina de ayer del presidente Andrés Manuel López Obrador (la mañanera): los avances del Tren Maya, obra central en este 2023 como el año pasado lo fue el seguimiento de la refinería, y el diálogo que tendrá a larga distancia con el mandatario de Estados Unidos, Joseph Biden, en relación a la migración, el fentanilo y el desarrollo.

Digamos que dos de esas cuestiones están relacionadas con el proyecto del Tren Maya: el desarrollo que debe propiciar esta moderna vía de comunicación y transporte, lo que a su vez incidirá en reducir y regular la migración. Por lo menos la migración interna. Contribuye a lo que AMLO llamó “cortinas del desarrollo”.

Respecto al Tren Maya, obra que coordina el tabasqueño Javier May, el Presidente informó que se está capacitando en España a conductores, mientras que las escuelas técnicas de la región están incluyendo carreras relativas con el sector ferroviario. A mediano plazo también tendrá impacto en la educación.

Un cálculo optimista que esperamos se concrete: dijo AMLO que se estima una recuperación de la inversión del Tren Maya en un tiempo máximo de seis años. Será “muy rentable”, señaló; aunque el valor más importante es lo que esa red de transporte sirva para el desarrollo social y crecimiento económico de la región.

Un acelere en el arranque
No hay duda, el Tren Maya será inaugurado en diciembre. El proyecto lleva buen ritmo. El presidente López Obrador habla con mucha confianza, y reiteró que todo saldrá como se viene planeando.

Como cada semana, el presidente López Obrador hizo un balance de lo avanzado. En la más reciente aparición de Javier May Rodríguez, a cargo de la enorme obra, en la “Mañanera”, realizó anuncios importantes, como que el primer convoy del Tren Maya llegará al taller de Cancún, Quintana Roo el próximo 8 de julio.

Además, explicó que en un primer momento comenzarán las pruebas estáticas y está previsto que en agosto empiece a rodar por las vías.

Se entiende que López Obrador colocó a su paisano en esa posición con el fin de ver los resultados. Como lo dijo en su momento: hay que acelerar al tren. Sobre todo, porque es una obra de gran magnitud, es promesa de campaña y acción para el desarrollo.

El senador con licencia y ex alcalde de Comalcalco dijo en Palacio Nacional: “Señor Presidente, en la 4T los compromisos se cumplen, y vamos a cumplir el compromiso de que el primer tren llegará a la Península el 8 de julio (…) posteriormente a su llegada habrá un periodo de pruebas estáticas, a partir de agosto iniciarán las pruebas dinámicas, es decir, el rodamiento en la vía del primer tren”.

Los ruidos en contra de la obra continúan. Los adversarios, en menor escala, señalan que se está afectando al medio ambiente, y que algunos de los tramos se están llevando cenotes y algunas ruinas.

Se ha comprobado todo lo contrario; sin embargo, dichos señalamientos persisten. Es el eco de la desesperación. Lo mismo sucedió con la obra del aeropuerto Felipe Ángeles; al final, quedó concluida sin problemas, aunque el enojo de quienes no pudieron hacer negocios ilegítimos continúa.

Sobre la explicación de las dimensiones del tren detalló que cada caja pesa más de 50 toneladas, más la cabina, se tiene que llevar en grandes plataformas, en las cuales se estará trasladando más de mil 500 kilómetros para poderlo llevar, es todo un operativo.

Desde la llegada de Javier May Rodríguez como responsable de esa tarea, le vino a dar un serio empuje a una de las obras más importantes del sexenio obradorista; se necesitaba a un servidor público que estuviera supervisando a ras de suelo, no desde el escritorio; un responsable que evitar situaciones como las que se han visto en Segalmex, donde fue traicionada la confianza del Presidente.

Haberes
Adán Augusto López Hernández, titular de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), afirmó ayer que los nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que votaron a favor de invalidar la primera parte del llamado ‘plan B’ electoral, impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, decidieron seguir ‘protegiendo sus intereses particulares’. Aseguró que como respuesta se aplicará un ‘plan C’, que se llevará a cabo ‘en las urnas’. Es lo que AMLO ha anunciado como: “ni un voto a los conservadores”.