Las luchas de oposición, luchas; Morena no está ausente

José Martínez
Es cierto que la oposición quedó desarticulada y sin rumbo tras la victoria de López Obrador en 2018 pero en la política se necesitan equilibrios. Por lo tanto no debe olvidar su papel. Aunque una de sus funciones es vigilar al gobierno en turno, también debe promover el pluralismo.

Al final, como un corte de caja, lo que se busca es que la población tenga tranquilidad y evite caer en crisis de legalidad, e ingobernabilidad.

Una oposición sólida no se construye únicamente a partir de votos en contra de las propuestas presentadas por el Ejecutivo y su partido político, sino también en la discusión con sus adversarios de los mecanismos con los que se solucionarán las problemáticas de un país. Y en acciones concretas.

Le decía líneas arriba que después del triunfo de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México, dejó un lugar vacío en lo que se conoce como oposición. Luego pasaron a tomar la “estafeta” partidos como el PRI, PAN, PRD y otros de menor trascendencia política, y que de inmediato se convirtieron en opositores del actual régimen.

Todos esos institutos políticos partieron de un supuesto: negar todo lo que el actual gobierno viene realizando. Es, hasta el momento, una muestra de frustración ante la pérdida del poder que el mismo pueblo les quitó.

Su rechazo a lo que impulsa AMLO pretende ser definido como una acción democrática por sí misma, pero no basta. Dos de los partidos que ya estuvieron en el poder federal (PRI y PAN) alzan la voz criticando lo que nunca hicieron cuando pudieron. Ahora tienen la oportunidad de proponer, de convencer que pueden contribuir al desarrollo.

Lamentablemente para ellos una gran mayoría los identifica con la corrupción y el desvío de recursos. Mucho tienen que hacer para cambiar esa percepción; porque además el actual mandatario federal sabe cómo sacar ventaja de esa falla en los anteriores gobiernos. Conoce los resortes de ese discurso.

Los estudiosos se preguntan hasta dónde podrán resistir los partidos políticos si no logran definir una ideología. Padecen falta de liderazgo; no se ve un guía moral. El PRI con su nuevo dirigente nacional, el campechano Alejandro Moreno, tiene que empezar por convencer a los suyos.

El PAN, con Marko Cortés, un joven alejado de la base, por más que busque culpables en la 4T, no encuentra respuesta. Mientras el PRD sigue su proceso de división, sus fracciones se multiplican y desvanecen.

Entonces, ¿quién podrá ocupar el lugar que dejó López Obrador en el escenario político opositor? No se ve quien pueda tener un soporte para hacerle frente a Morena.

Aunque las derrotas no son para siempre. Eso lo deben saber quienes comulgan con Morena y deben ayudar al mismo Presidente. El partido en el poder necesita oír, analizar, debatir, criticar y hacer una auto reflexión sobre lo que pasa en su gobierno.

Pasado el primer informe presidencial las cartas están echadas: AMLO lanzó el reto a un segmento moralmente derrotado; quedan pocos meses para que la oposición se reorganice y consiga los votos que la lleven a hacer un contrapeso en el poder legislativo nacional.

Haberes
Se dice que Agustín Silva prepara la separación de la diputada Dolores Gutiérrez Zurita, de la Comisión de Derechos Humanos, Igualdad de Género y Asuntos de la Frontera Sur. Se ha convertido en una piedra en el zapato del ex dirigente de la agrupación Pino Suárez. Al parecer Silva convenció a la legisladora Elsy Lidia Izquierdo. Grave error el que podría estar cometiendo Silva al profundizar la división solaztequista.