Quejas contra la administración de justicia, aparecen como mal monte. A diario chillan en la radio y televisión, ahora en las redes sociales; y no dejan las portadas de los impresos pero nunca o casi nunca, una comunidad se había atrevido a llevar su protesta a la nariz del Tribunal Superior de Justicia (TSJ).

Luis Enrique Martínez
Rumbo Nuevo
Ayer lo hizo un centenar de vecinos de la Cuarta Sección de la ranchería Buena Vista. Por más de una hora, cerró el tránsito vehicular en la esquina de las calles Independencia y Nicolás Bravo, para demandar la liberación de Álvaro Villegas Hernández, un campesino recluido en el Creset, desde el 25 de septiembre, a los 70 años de edad.
Muchos vecinos de la zona habitacional enclavada en el polígono del Centro Histórico de Villahermosa, quedaron sorprendidos ante la protesta de hombres y mujeres al medio día de este jueves otoñal.
Y también los paseantes consuetudinarios de la Plaza de Armas quedaron pasmados ante el grito de «¡justicia!» de esa pequeña pero estridente concentración que remarcaba su inconformidad con cartulinas fosforescentes ante las escaleras del Poder Judicial.
Una de las jóvenes que estaba al frente de las negociaciones con funcionarios de «medio pelo» del TSJ para desalojar la zona, reveló el nombre del abogado a condición de no insistir en su identificación: «El nombre del abogado es Francisco Estrada De la Cruz… el mío no te lo doy, papi…»
Ella, no obstante, fue la que informó que la movilización obedecía a que a las 12 del día del 25 de septiembre, elementos de la «fiscalía» General del estado, llegaron al domicilio de Villegas Hernández, «llevandóselo, directamente al reclusorio».
–¿Por qué delito?
–¡Despojo…!–, suelta con la voz altisonante, la joven que, de inmediato, se cuestiona: «¿De qué? No sé. No aparecen las tierras, ni los denunciantes».
Pertrechados pero más que eso, quizá espantados por el reclamo a boca jarro, funcionarios menores dialogan y prometen respuesta inmediata a los intrépidos vecinos que han roto con la tradición de «no tocar ni con el pétalo de una rosa al Poder Judicial».
Algunos ofrecimientos de solución, provocan júbilo entre los vecinos que no desalojan la esquina citada si no hasta que «un patrón» sale a la calle a prometer que, «pronto, muy pronto», será resuelto el caso de Hernández Villegas.
Una mujer de entre muchas, alcanza a decir: «Este caso lo sabía el magistrado Jorge Javier Priego Solis, y se hizo ojo de hormiga…»
Hasta el 3 de octubre, Priego Solis era el magistrado presidente del Poder Judicial. Ese día pidió licencia de 60 días, y en su lugar quedó Dorilián Mosocoso López.