Crystiam Estrada Sánchez
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Ahora resulta que los diputados son los que hablan de la equidad de género, cuando son los que más ganan por “servir al pueblo”. En verdad eso es lo de menos, lo que lamento mucho es que hablen de equidad de género, cuando nos hacen falta reformas que permitan en verdad generar la equidad de género entre hombres y mujeres; porque siempre lo he dicho y escrito. No debe haber equidad de género sólo pensando en las mujeres, sino que también se debe pensar en los hombres.

Urge que los diputados creen y aprueben leyes que establezcan una normatividad legal para comprender y entender mejor la equidad de género; pero, sobre todo, para aplicarla como debe ser y no a conveniencias políticas o personales. Leyes que deben ser justificadas y argumentadas mediante procesos de investigación que se realicen a los hombre y mujeres que trabajan, hombres y mujeres que conviven en un matrimonio, que usan un autobús, que hacen ejercicio, hombres y mujeres que viven una vida ordinaria y no de opulencias, ya que conocer las opiniones y argumentos de esos hombres y mujeres, daría un marco más real sobre la creación de esas leyes que sobre equidad de género se aprueben.

Beneficios muy certeros traerá si se conoce la opinión, criterio y voluntad que sobre la equidad de género tienen, los verdaderos hombres y mujeres que luchan porque se cumpla la igualdad entre los seres humanos.

No podemos hablar de equidad de género si hay mujeres y hombres que llegan a puestos públicos y de poder, sin tener la capacidad para desempeñarlos eficientemente. Deberían existir leyes que permitan acreditar y regular mediante exámenes o procesos de evaluación que un hombre o mujer ocupe cargos públicos.

No podemos hablar de equidad de género, si los sueldos y la paga por el desempeño de un puesto, el que sea, no es remunerado de acuerdo a la capacidad laboral y a las horas de trabajo. Deberían de existir leyes que permitan homologar las profesiones y el desempeño de horas-trabajo en todas las instituciones públicas y privadas, más gana quien más trabaja y quien es más capaz.

No podemos hablar de equidad de género cuando las leyes favorecen más a las mujeres sobre el cuidado y la responsabilidad de los hijos, sobre la violencia; cuando también existen buenos padres y hombres que son violentados en sus hogares. Deberían existir leyes que permitan a hombres y mujeres por igual, tener el derecho de cuidar a los hijos y de defenderse cuando exista violencia en el hogar.

Cuando nos veamos y hagamos conciencia de que somos iguales en condiciones y oportunidades para vivir, ese día empezaremos a distinguir la equidad de género. Pero si no llegamos a entenderla, deben existir leyes que permitan acercarnos a lo que en realidad es.

Equidad de género no es a mí me toca, no es yo soy mejor que él o ella para el puesto, no es mi papá me recomienda, mi padrino o mi familiar, no es nada de las viejas prácticas y de decir a mí me toca. Es más bien yo quiero competir con él o ella porque también yo soy capaz; si acredito el proceso de evaluación que bien y si no, ayudo al que quede.

Equidad de género es competitividad en igualdad de condiciones. ¿Quién le entra?

Gracias a Dios por la vida, la salud, el trabajo, la familia, los amigos, mis hermanos, por todo bendito seas Señor y gracias. Gracias a usted por su tiempo de lectura y que Dios nos bendiga.

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P.D. ¿Hay algo tan significativo para ti que incluso podría costar un peso, pero no lo venderías por cantidad alguna?