Mientras tanto en la ranchería Boca de San Gerónimo específicamente en la compuerta hidráulica el nivel del río va en ascenso

Jonuta
Ramón Sánchez
Corresponsal
Sin que hasta el momento se haya cortado la comunicación y sin que haya viviendas inundadas  mucho menos damnificados la carretera rural Pucte-Boca de San Gerónimo a la altura de la ranchería Esperanza ha sido rebasada por las aguas del río Usumacinta en dos tramos, en una longitud de unos doscientos metros de longitud, donde personal de Protección Civil del municipio, obras públicas y seguridad pública colocaron barrera de costales para evitar mayores daños, pero las aguas del afluente siguen incrementándose en la geografía.
El coordinador de Protección Civil en el municipio, Raúl Peralta Damián informó que tras realizar una recorrido de trabajo por la zona del bajo y Alto Amatitán, constataron los estragos que ha empezado a causar el “Mono Sagrado”, empezando en la comunidad de Esperanza en la altura del arroyo “El Toro”, las fuertes corrientes socavan los cabezales del puente de concreto colocaron costales con arena.
En la citada vía rural trabajaron de manera emergente colocando una barrera de costales con arena, haciendo un banco de arena provisional en plena  carretera  ya que el agua del afluente ha empezado a pasar encima de la misma, no se ha interrumpido el tránsito vehicular, exhortando a los conductores a que moderan cuando pasan por estas superficies entonces si nos crearan problemas, porque ya hay deslaves, ante esta situación pusieron una barricada costales para evitar que el Usumacinta no destroce la vía en cuestión.
Mientras tanto en la ranchería Boca de San Gerónimo específicamente en la compuerta hidráulica el nivel del río va en ascenso, encontrando que la estructura presenta cinco fugas de agua cuya agua va hacia adentro del arroyo “San Gerónimo”, los habitante temen lo peor que la fuertes corrientes rompan la compuerta y afecten sus viviendas y ponga en peligro sus vidas.
En ese sentido el coordinador de PC hace el llamado a la delegación federal de la Conagua y del estado para que intervengan y los auxilien, porque está en peligro más de cinco mil habitantes del ejido Amatitán.
En la misma zona en la comunidad de La Guayaba el Usumacinta en varios tramos ha llegado a pegar hasta la carretera de terracería y algunas viviendas que se encuentran a orilla del mismo pero que han sido desalojadas con tiempo el agua las ha anegado y han colocado costales para proteger la única vía de comunicación que tiene los pobladores de más de diez rancherías pero que con el paso del tiempo en temporada de crecientes materialmente “es devorada” por el Usumacinta.