Denis Ochoa, vocero católico de la Diócesis de Tabasco, señaló que Cristo es el Salvador del mundo, pero él ha querido que su Iglesia sea testigo de su Resurrección

Daniel Lorca
Rumbo Nuevo
El domingo de ayer es conocido como el de la Misericordia, pues en Tabasco se ha difundido mucho la devoción al Señor de la Misericordia, y eso significa que Dios se inclina amorosa y profundamente hacia la pequeñez de su criatura que somos cada uno de nosotros, así lo consideró el vocero de la Diócesis de Tabasco, Denis Ochoa Vidal.
Agregó que esto pasa, aún con los pecados del hombre, miserias humanas, “somos objetos del amor tan grande y misericordioso que Dios nos tiene, por eso es una devoción que llega al corazón de todo hombre y mujer, que los invita a acogerse a esa misericordia”.
El también párroco de la iglesia de la Santa Cruz indicó que el evangelio de ayer habla del pasaje de Tomás; que cuando se aparece el Señor Jesucristo a los discípulos, él no está con ellos, y cuando le platican que han visto al Señor; fue cuando dijo aquella frase famosa, “hasta no ver no creer; y cuando el Señor se aparece, le dice a Tomás: para que tus dedos sientan, mételos en mis manos, y en mi costado, no dudes cree; por eso el Señor dijo: dichoso los bienaventurados los que creen sin haber visto”.
Ochoa Vidal agregó que es precisamente la fe en la Iglesia la que debe fortalecer al hombre, porque hay muchos hermanos que dicen aceptar y creer en Cristo, pero no a la Iglesia, porque Cristo es el que salva y la Iglesia no.
Ciertamente, señaló que Cristo es el Salvador del mundo, pero él ha querido que su Iglesia sea testigo de su Resurrección, así como los discípulos dan el testimonio a Tomás, así la Iglesia da testimonio al mundo.
“Por eso la Iglesia tiene un compromiso muy grande de cada vez hacer más creíble el Evangelio de Jesús, todo lo que la Iglesia ha tenido que sufrir por parte de alguno de sus hijos últimamente, todos los escándalos, eso no ayuda a la Iglesia, por eso en esa tarea evangelizadora todos deben participar; y con ello ha querido renovarse continuamente, estar en un estado de continua conversión al Señor”.
Recordó que el Papa Juan Pablo Segundo, al iniciar este nuevo milenio, pidió perdón al mundo por todos los pecados de la Iglesia, con toda humildad, “pero cada católico que es miembro de la Iglesia tenemos que también estar en una continua conversión porque cada católico es el rostro de Jesucristo para el mundo”.
Por último, agregó que el mundo actual ya no ve al Cristo histórico, sino a la feligresía que profesa esta fe, por lo que llamó a poner el mejor rostro, mejor actitud de amor en el mundo, para que el Evangelio sea creíble y el mundo crea en Jesucristo; por ello la importancia de estar unidos a la comunidad.