Carta Abierta
Obrador no recibe al líder de Morena Jorge Núñez El presidente Obrador aguarda ansioso la hora de la renovación estatutaria de la dirigencia nacional de Morena. Y es que el líder interino del Movimiento de Regeneración Nacional, Alfonso Ramírez Cuéllar, se ha convertido en un pesado lastre para el avance de la 4T. El señor […]
22 de mayo de 2020

Obrador no recibe al líder de Morena

Jorge Núñez
El presidente Obrador aguarda ansioso la hora de la renovación estatutaria de la dirigencia nacional de Morena. Y es que el líder interino del Movimiento de Regeneración Nacional, Alfonso Ramírez Cuéllar, se ha convertido en un pesado lastre para el avance de la 4T.

El señor Ramírez ha incurrido en varios despropósitos durante su gestión, confrontándose con los propios dirigentes estatales. Pero la gota que derramó el vaso de agua fue el ridículo de proponer que el INEGI auscultara la propiedad privada con el fin de medir la verdadera riqueza nacional.

Tan mal estuvo ese planteamiento que el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, se deslindó de inmediato.

Andrés Manuel hizo lo mismo un día después en la mañanera al expresar que los patrimonios de los empresarios y de todos los mexicanos deben permanecer privados, pues los únicos que tienen la obligación de dar a conocer sus bienes son los servidores públicos, ya que la medición de la riqueza no tiene porqué pasar por exigirle a las personas que den a conocer cuánto tienen.

Ante semejante descobijo Ramírez no tuvo más remedio que retractarse, pero el daño ya estaba hecho. Es tanto el descrédito del dirigente nacional de Morena que Obrador no lo ha recibido en audiencia privada. Y es posible que nunca lo haga. Esta es una muy mala noticia, porque un dirigente de partido sin comunicación con su presidente de la República es un “cero a la izquierda”.

Como se sabe, Alfonso Ramírez fue designado por el TEPJF por un espacio de cuatro meses, durante los cuales debería emitir la convocatoria (a través de encuesta) para elegir al presidente y al (la) secretario general del partido, además de los 32 comités estatales y sus respectivos consejos políticos. Él fue impulsado por el grupo (ya corriente dentro de Morena) que encabeza Bertha Luján junto con Gabriel García (Director de Programas Sociales). El caso es que ese cargo de “presidente interino” ni siquiera existe en el estatuto de Morena.

Llegó con una actitud sectaria, desconociendo a todos quienes no eran del agrado del grupo en mención, lo que le valió que se llevara varios reveses en distintos estados del país. El caso más sonado fue el de Veracruz.

Ahora pretende deslindarse de Luján y de García en el afán de permanecer en la presidencia más allá de los cuatro meses que vencen en julio. Busca reflectores desesperadamente. Por esa razón emite declaraciones y posicionamientos que no ha consensuado ni siquiera con el CEN, y que además chocan de frente con la postura que Obrador ha manifestado siempre, aún antes de llegar a la presidencia del país.

Ya no es noticia que variados integrantes del CEN hayan manifestado su desacuerdo con muchas de sus posturas, como esa del INEGI.

El caso es que Bertha Luján y Gabriel García se equivocaron al pensar que podían manejarlo a su antojo, cuando lo cierto es que les salió más vivo de la cuenta y ahora no saben qué hacer con él.

La buena noticia para los morenistas del país es que el TEPJF, como seguramente sucederá, resolverá en julio que debe irse. De acuerdo con los estatutos, la secretaria general asumiría nuevamente la presidencia del partido, y esta se llama Yeidckol Polevnsky.

Esta es la buena noticia que Obrador espera, porque hasta ahora Alfonso Ramírez es un gran lastre para el proyecto de la 4T.

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