Cancela las tarjetas de crédito que no uses
Jesús Martell Chagoya Jesmarch-11@htomail.com Seguramente puede resultar obvio, pero  a veces no nos damos cuenta que a finales de cada mes, se presenta un gasto que tal vez resulte imperceptible gracias al pago mínimo que tenemos que hacer  el cual no cesa y hasta se nos  vuelve costumbre, en este caso, no necesariamente tenemos que […]
15 de marzo de 2013

Jesús Martell Chagoya
Jesmarch-11@htomail.com
Seguramente puede resultar obvio, pero  a veces no nos damos cuenta que a finales de cada mes, se presenta un gasto que tal vez resulte imperceptible gracias al pago mínimo que tenemos que hacer  el cual no cesa y hasta se nos  vuelve costumbre, en este caso, no necesariamente tenemos que romper las tarjetas de crédito  ya que ellas representan una tentación permanente, especialmente en las mujeres para comprar, lo importante en este caso es cancelar las que realmente no usemos.

Ahora es más complicado usarlas, pero hace unos años todos los bancos daban tarjetas de crédito y débito gratis. Si trabajabas con 3 o 4 bancos no era raro  que tuvieras  5 o 6 tarjetas. Pero con la crisis, muchas de estas tarjetas que eran gratis que incluso regalaban viajes en avión gratis, ahora han pasado a tener una comisión. Incluso ahora  llegan constantemente cartas en la que advierten  de que a partir de determinada fecha, cobraran tal cantidad mensual de intereses por no usarla.  Si por cada tarjeta tenemos que pagar esa comisión, no es raro que al año  paguemos incluso sin deber nada.

Muchos banco online también dan tarjetas gratis si domicilias la nómina y cosas por el estilo. Por tal razón es importante  revisar todas las tarjetas y cuentas bancarias y examinar cuales merecen la pena conservar y cuáles no. Por supuesto es recomendable no  hacer compras a crédito, sino a débito. Es absurdo pagar unos intereses altísimos por pequeñas cantidades, más vale ahorrar un poquito y esperar a hacer esa compra cuando dispongamos del dinero  en efectivo para ello.

Recuerda que la tarjeta de crédito prácticamente también es un instrumento material de identificación del usuario, porque es una tarjeta plástica con una banda magnética, un microchip y un número en relieve. Es emitida por un banco o entidad financiera que autoriza a la persona a cuyo favor es emitida, utilizarla como medio de pago en los negocios adheridos al sistema, mediante su firma y la exhibición de la tarjeta. Es otra modalidad de financiación, por lo tanto, el usuario supone asumir la obligación de devolver el importe dispuesto y de pagar los intereses, comisiones bancarias y gastos pactados fecha determinada.

Entre las más conocidas del mercado están: Visa, American Express, MasterCard, Diners Club, Sams Club, Samborns, Liverpool, Wal-Mart, Soy totalmente palacio, Fabricas de Francia, Coopel, Famsa entre otras. Las grandes tiendas y almacenes del mundo también emiten tarjetas de crédito para sus clientes.

Los usuarios tienen límites con respecto a la cantidad que pueden cargar de acuerdo a la política de riesgos existente en cada momento y a las características personales y de solvencia económica de cada usuario. Generalmente no se requiere abonar la cantidad total cada mes. En lugar de esto, el saldo (o «revolvente») acumula un interés. Se puede hacer sólo un pago mínimo así como pagar intereses sobre el saldo pendiente. Si se paga el saldo total, no se pagan intereses y también se regulariza la cuenta si se abona un poco más del mínimo solicitado mensualmente.

La mayor ventaja es la flexibilidad que  se le da al usuario, quien puede pagar sus saldos por completo en su fecha límite mensual o puede pagar una parte. La tarjeta establece el pago mínimo y determina los cargos de financiamiento para el saldo pendiente. Las tarjetas de crédito también se pueden usar en los cajeros automáticos o en un banco para servirse de un adelanto de efectivo, aunque a diferencia de las tarjetas de débito, se cobra un interés por la disposición, comisión y, en algunos países, un impuesto porque se trata de un préstamo.

Un pago con tarjeta de crédito es un pago con dinero, (dinero crediticio) que como todo agregado monetario distinto, no es creado por los bancos centrales sino por los bancos privados o las tiendas que dan créditos. Por tanto, el hacer efectivo un cobro con tarjeta de crédito depende de la solvencia de la entidad emisora de la tarjeta. Ese dinero crediticio NO es del tarjetahabiente,  por lo tanto lo tiene que pagar.

Cuando se paga con tarjeta en el comercio, el cobrador suele pedir una identificación personal oficial del IFE, licencia de conducir,  y exige la firma del pagaré o voucher para acreditar que se es propietario de la tarjeta. Existen algunas excepciones donde no se solicita firmar el recibo, a éste sistema se le denomina «autorizado sin firma» y suele utilizarse en comercios con grandes aglomeraciones de gente, como lo son cines, restaurantes de comida rápida y otros lugares similares. En algunos países se solicita el ingreso de un NIP para autorizar las compras de manera presencial.

En caso de uso fraudulento hay que dar aviso por escrito a la entidad financiera o tienda que  da la tarjeta pidiendo que anule el cargo y seguir los trámites de cada institución. El emisor de la tarjeta debe demostrar que la compra ha sido hecha por el propietario.

Las compras con tarjeta de crédito pueden tener diversos seguros sobre el saldo financiado. Materialmente la tarjeta de crédito consiste en una pieza de plástico, cuyas dimensiones y características generales han adquirido absoluta uniformidad, por virtualidad del uso y de la necesidad técnica. Cada instrumento contiene las identificaciones de la entidad emisora y del afiliado autorizado para emplearla; así como el periodo temporal durante el cual ese instrumento mantendrá su vigencia. Suele contener también la firma del portador legítimo y un sector con asientos electrónicos perceptibles mediante instrumentos adecuados. Estos asientos identifican esa particular tarjeta y habilitan al portador para disponer del crédito que conlleva el presentarla, sin estampar su firma.

Con respecto al origen, podemos decir que apareció en los comienzos del siglo XX en los Estados Unidos, en concreto; la idea surgió dentro de las oficinas del Chase Manhattan Bank, a manos de su director, bajo la modalidad de tarjeta profesional, se insinuó con su forma mayoritaria alrededor de la década de los años 1940 y tomó difusión desde la mitad del siglo. La difusión internacional fue producto del empleo en otras naciones de las tarjetas emitidas en aquel país, y del establecimiento local de sucursales de las emisoras durante la quinta y la sexta décadas.

Tarjeta de crédito con microchip. Actualmente existe un gran rango de tecnologías disponibles para las tarjetas de crédito. La tradicional es la de la banda magnética. No obstante, se está extendiendo la de la tarjeta de crédito con microchip. en la cual un circuito electrónico integrado a la tarjeta realiza la mayor parte de los controles relativos a su uso, ofrece más seguridad al usuario y al banco emisor: el microchip integra dispositivos de protección electrónica que impiden su violación o la lectura sin autorización de la información que contiene.

La tarjeta de débito es una tarjeta bancaria de plástico con una banda magnética en el reverso (y actualmente también se incluye un chip electrónico) que guarda información sobre los datos de acceso, el nombre y número de cuenta del titular, usada para poder efectuar con ella operaciones financieras activas (incrementar el saldo), pasivas (disminuir el saldo) o neutrales (no incrementan ni disminuyen el saldo disponible).

En este tipo de tarjeta el dinero que se usa es el que se toma a débito del que el titular dispone en su cuenta bancaria y no el que le presta el banco como ocurre con las tarjetas de crédito. Algunos bancos realizan acuerdos con sus clientes para permitirles extraer dinero en descubierto, generando un préstamo con sus respectivos intereses. Su cuota anual es más barata que la de crédito o incluso resulta gratuita y es uno de los instrumentos financieros más utilizados en el mundo.

Una tarjeta de prepago es aquella en la que se anticipa el importe del consumo que se realizará con la tarjeta. Se efectúa una carga de dinero en la tarjeta y pueden realizarse operaciones hasta consumir el importe cargado. Un ejemplo conocido es el tipo de tarjetas prepago amparadas por una marca reconocida, como Visa, con las que el usuario puede hacer transacciones por Internet como si fuese una tarjeta de crédito normal. Solo el usuario puede ver que se ha cargado previamente el dinero empleado en la tarjeta (en lugar de proceder de un crédito bancario).

A diferencia de una tarjeta de débito o crédito, esta nos da la opción de tener los mismos beneficios que una tarjeta bancaria pero sin la necesidad de apertura una cuenta bancaria.  Otro uso frecuente se da en la telefonía móvil. En este campo, el usuario dispone de una cuenta (un número de teléfono móvil) en la que «recarga» una cantidad de crédito, por diferentes medios. Después va gastando ese crédito con su consumo (llamadas, mensajes, y todo tipo de servicios) y cuando no dispone de crédito, se le restringen las llamadas hasta que realice otra recarga.

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