La hija de “El Potrillo” pidió que se “deje de inventar chismes” en torno a la fiesta de su boda.
La hija de ‘El Potrillo’, Camila Fernández, dio un paso muy importante en su vida este fin de semana. El sábado 1 de agosto la joven llegó al altar junto a su novio Francisco Barba para confirmar su amor frente a Dios, pero ya que estamos a mitad de la crisis sanitaria por Covid-19, rápidamente las críticas comenzaron aparecer.
Camila y Francisco sellaron su amor en una iglesia en Zapopan ante al menos un grupo de 100 personas que acudieron a la misa y la recepción de la boda. Entre los invitados estaban Alejandro Fernández, Vicente Fernández y su esposa doña Cuquita.
Gracias a los videos que se han filtrado a la web de la boda de Camila sabemos que varios de los invitados acataron con rigidez los protocolos de sanidad que se sugieren, como el permanecer a cierta distancia de otra persona y usar cubrebocas.
Sin embargo, las opiniones no se hicieron esperar y aparecieron detractores que criticaron a la hija de Alejandro por no ser sensible ante las miles de muertes que ha provocado el coronavirus en nuestro país. Ante esta situación, Camila ha salido en su defensa en Twitter. “Oigan dejen de inventar que mi fiesta fue de mil 500 personas, eso es imposible”, escribió.
Y demás agregó:“Siento que ni siquiera debería de estar aclarando nada la verdad, porque lo que queríamos era una celebración en familia sin ser tan público. Todos estábamos siguiendo todos los protocolos de sanidad. Pero jajaja, los hubiera invitado hombre, para que vieran bien”.
A la par también salieron periodistas como Pati Chapoy en su defensa, la conductora de “Ventaneando” dijo: “Siempre es momento de casarte con la persona que amas, punto”. Y aunque las opiniones están divididas por el Covid-19, aseguró que es una decisión que cada uno debe tomar de manera consciente.
Camila y Francisco se unieron en matrimonio este sábado 1 de agosto tras un breve romance que duró solo nueve meses. Ellos se conocieron gracias a una cita a ciegas orquestada por sus amigos en común, pero tal parece que ya estaban destinados a compartir el resto de sus vidas.
