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Berlín, el milagro
Ferdusi Bastar Mérito Rumbo Nuevo La emblemática capital de Alemania, fue totalmente reducida a polvo por los intensos bombardeos de la aviación norteamericana, que dejó caer sobre las principales ciudades de este relativamente pequeño país más de un millón quinientas mil toneladas de bombas incendiarias, con una altísima mortandad de población civil, un crimen de […]
25 de mayo de 2019

Ferdusi Bastar Mérito
Rumbo Nuevo
La emblemática capital de Alemania, fue totalmente reducida a polvo por los intensos bombardeos de la aviación norteamericana, que dejó caer sobre las principales ciudades de este relativamente pequeño país más de un millón quinientas mil toneladas de bombas incendiarias, con una altísima mortandad de población civil, un crimen de lesa humanidad, sin precedente histórico, al igual que la destrucción con terribles secuelas lacerantes de Hiroshima y Nagasaki.
Sin embargo, en el unilateral juicio de Núremberg, los criminales se convirtieron en los buenos y los vencidos en los malos. Yo apuntaría que Hitler, que desde luego no era un santo, tomó París sin destruir nada y respetando los inmensos tesoros artísticos de esta ciudad museo, la que visitó y recorrió. En contraste, en la injusta e inmoral guerra contra Irak, Bagdad, cuna de la cultura de la humanidad, fue devastada por las tropas norteamericanas y su importantísimo museo saqueado con la pérdida de más de 100,000 tesoros artísticos e históricos que se perdieron para siempre. Es marcada la diferencia, verdad?
Existen documentales dos meses después de su capitulación, en que vemos a las mujeres y niñas alemanas trabajando en la reconstrucción de su ciudad, convertida totalmente en ruinas, viviendo épocas de una total escasez de alimentos, abrigo y sin ninguna comodidad.
La emblemática e imponente Puerta de Brandemburgo, construida en lo que fue una de las puertas de las murallas de la ciudad, con su cuadriga de caballos que Napoleón se llevó a Paris y que los alemanes recuperaron, comunica al enorme parque arbolado de 210 hectáreas Tiergarten y da inicio al bulevard Under den Linden que termina en la Isla de los Museos. Al igual que todo Berlín, esta monumento fue totalmente reconstruido.
Marlene Dietrich decía que mientras los tilos sigan floreciendo en este bulevard, Berlín seguirá siendo Berlín.La Under den Linden (bajo los tilos) es la principal avenida de Berlín, pero se encontraba en lo que fue el sector oriental, La otra gran avenida a visitar es la Kurfursdtendamm, en lo que fue el Berlín occidental, y ambas están llenas de monumentos históricos, restaurantes, tiendas y ambas registran una gran afluencia de visitantes.
En la Isla de los Museos nos podemos estar hasta semanas. Allí me pasé como media hora solamente admirando por todos los ángulos el busto de Nefertiti, del que conservo una réplica en mi oficina. Es tan vasto y variable el repertorio de obras de arte, que hasta un templo oriental completo podemos tener enfrente.
Indudablemente Berlín es una de las más bellas ciudades de Europa. Sus plazas hay que visitarlas y vivirlas. La Boxhagenerplatz, con su mercado de pulgas y su plaza gastronómica, para degustar un currywurst, (salchichas con salsa), Strammer Max, (pan de centeno con jamón y huevo frito), la tradicional schnizel, un doner kebab o la deliciosa tarta de manzana apfelkuchen y la cerveza alemana.
No podemos dejar de visitar el Palacio Charlotteburg, la Alexanderplatz y la potzdammerplatz, así como los alrededores de esta increible ciudad, plenos de historia y belleza.
El admirable pueblo alemán reconstruyó su ciudad, actualmente con 3.500.000 habitantes, y una de las urbes más bellas del mundo, la más arbolada de Europa, con energía limpia y sustentable, con numerosas orquestas sinfónicas y filarmónicas, 365 museos, algunos de los más importantes del mundo, más de 400 grandes ferias/convenciones mundiales de primerísimo nivel, como la ITB, la feria más grande e importante de la industria turística del mundo.
Hemos tenido la suerte de recorrer gran parte de este maravilloso y admirable país, desde Bremen hasta Fusen, desde Hamburgo hasta Garmisch Partenkirchen y siempre nos ha asombrado la capacidad de este pueblo excepcional, trabajador, disciplinado y creativo, que de las ruinas han reconstruido un hermoso país convertido en una potencia mundial en todos los órdenes. Los alemanes aman a su país. Ojala los mexicanos quisiéramos siquiera un poquito a nuestro México y eligiéramos mejores gobernantes y exigiéramos rendición de cuentas. Tendríamos otro país.

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