Artesano rescata esencia de Oaxaca
Moisés Ruiz García era aún un niño cuando su padre le enseñó el juego El coyote y la gallina, pero como no tenía el dinero para comprarlo, optó por dibujarlo en la tierra y jugarlo con piedras. Este es el origen por el que más tarde iniciaría una empresa familiar dedicada a la elaboración de […]
5 de mayo de 2021

Moisés Ruiz García era aún un niño cuando su padre le enseñó el juego El coyote y la gallina, pero como no tenía el dinero para comprarlo, optó por dibujarlo en la tierra y jugarlo con piedras.
Este es el origen por el que más tarde iniciaría una empresa familiar dedicada a la elaboración de juguetes tradicionales y educativos a base principalmente de madera.
Chiripas es el nombre de la empresa, a la que formalmente nombró hace poco más de 15 años, aunque tiene muchos más años de existencia que no alcanza a calcular. Se encuentra en San Pablo Huitzo, un municipio de la región Valles Centrales de Oaxaca.
Su intención es rescatar los juguetes ancestrales y recuperar la identidad de los oaxaqueños. “No hay nada nuevo aquí”, puntualiza Moisés Ruiz, quien tiene 64 años y se asume como un mixteco de “raza pura”.
El amor e interés por los juegos, afirma, es una herencia de su padre, Crescencio Ruiz Maldonado. “Mi padre jugaba mucho, nos enseñó a jugar desde baraja, el burro castigado, el conquian y mi mamá, otro carácter, muy mandona.
“Siempre a mi papá lo opacaba. Y mi mamá le decía a mi papá: ‘En vez de que juegues, ¿por qué no les enseñas a trabajar? Estás creando una bola de huevones’ y mi papá decía: ‘No le hagas caso, vamos a echarnos otro partidito, si quieres la apuesto y ni así la pierdo’. Mi papá nos enseñó un clásico que se llama el coyote y las gallinas, que es como el ajedrez, pero como mi padre era tan pobre no tenía para comprarnos ese juego que venía en un cartón, entonces lo que hizo fue en el suelo y con piedritas a jugarlo”, rememora el hombre.
Moisés Ruiz relata que vio a su padre muy viejo y se cuestionó el hecho de que algún día ya no estuviera y cómo se podría recordarlo, qué herencia le dejaba, qué fue lo más bonito que pasó junto a él. Así, se respondió que fueron los juegos.
Entonces tuvo la idea de reproducir el coyote y las gallinas y empezarlo a enseñar.
Huitzo, Oaxaca
Agencias

Compartir: