Abiud Pérez Olán
abiudperez@hotmail.com
El Partido Revolucionario Institucional ha perdido una gran oportunidad de realizar un ejercicio político democrático que impactara a la sociedad y que diera muestra de que está dispuesto a cambiar, sin embargo, los mismos vicios se volvieron a repetir al buscar la dirigencia que habrá de terminar el periodo que dejó inconcluso Eruviel Alonso Que y que Gustavo de la Torre habrá de concluir el periodo del cual Miguel Ángel Valdivia convirtió en una pesadilla y que al parecer no tiene para cuando terminar.
El triste mensaje que recibe la sociedad de los políticos que integran ese partido, no son más que viles oportunistas incapaces de luchar por cambiar el rumbo que lleva el tricolor y se someten a las mismas mañas que se ha usado desde que se fundó este partido, pero que ahora no funcionan, aun cuando la cobardía de quienes aspiraban al cargo que le entregaron a Gustavo de la Torre, han preferido esconderse y otros sumarse a una unidad que está muy lejos de verse y así difícilmente se pueda construir un PRI que sea competitivo en las próximas elecciones.
Aquí en Tabasco, desde hace un buen rato, más atrás del 2012 se empezaron a vivir las traiciones y los enfrentamientos, que le permitieron primeramente al Partido de la Revolución Democrática un crecimiento que lo llevó al gobierno en el 2012, de paso no sólo le arrebató el Congreso del Estado al PRI, sino también las principales presidencias municipales, y en el ámbito municipal perdieron el senado y las diputaciones federales, ahora que tuvieron la oportunidad de abrir paso a nuevos valores y fortalecer nuevos liderazgos, tenemos una imposición negociada que da vergüenza.
Las viejas formas para el Partido Revolucionario Institucional, ya no funcionan, la sociedad está harta de la simulación y la actitud de quienes agachan la cabeza y permiten imposiciones, pero que en el fondo muestran el desacuerdo que los lleva a un partido dividido y sin ningún futuro, más aún cuando este ejercicio se realiza para imponer a quién no tiene capacidad ni liderazgo dentro del partido, y por ello la oportunidad de oro que dejaron pasar, sin duda que será de grabes consecuencias en lo futuro.
La lista de aspirantes a la dirigencia estatal del PRI fue bastante notoria y desde luego amplia, alzaron la mano e hicieron campañas y al final de cuentas se agacharon, como viles priistas a la vieja usanza, viéndose con tristeza que los jóvenes que parecía serían los nuevos valores del PRI, han actuado como viejos tricolores, para integrar una dirigencia que lleva el sello de la diputada federal Georgina Trujillo que aun cuando marca su distancia, Gustavo de la Torre actuará como un lacayo que en nada beneficiará a un priismo de un liderazgo que sume y que fortalezca al partido que se encuentra en ruinas.
Con un discurso mediocre e improvisado, Gustavo de la Torre se congratuló el lunes al inscribirse sin tener oponentes, pues quienes aspiraban prefirieron agachar la cabeza, en vez de luchar por sus aspiraciones y mostrar la dignidad que tanta falta le hace al PRI, los ex aspirantes a la dirigencia estatal se esconden, tuvieron miedo a la competencia, y sin duda que el PRI va a resentir el resultado de este ejercicio, porque una vez más demuestra que sigue siendo más de lo mismo.
Gustavo de la Torre, no es un político conocido en la entidad, mucho menos dentro de la base priista, no sabe cómo aterrizar la idea de su llegada que a partir de la última hora de ayer martes quedó integrada su candidatura y prácticamente su presidencia, al no tener ningún oponente y de acuerdo a los estatutos en la próxima asamblea el consejo político estará nominándolo para recibir de Miguel Ángel Valdivia los pedazos que quedan del tricolor, que luego del 2012 no se ha podido reponer y que no entienden, ni saben cómo enfrentar el futuro político de su partido en el 2018.
Grillos y Grillas
Si hoy fueran las elecciones, dice Juan Manuel Fócil que la contienda real sería entre morena y el PRD, y la victoria sería para su partido, dejando prácticamente fuera de competencia al PRI, y en algo si tiene razón, la competencia efectiva si hoy fueran las elecciones estarían entre MORENA y el PRD, solo que el ganador sería el Partido de Andrés Manuel López Obrador, como será en el 2018 si Adán Augusto López Hernández no cambia su actitud valentona y soberbia, porque del plato a la boca se cae la sopa, el PRI ha tenido verdaderas oportunidades de recobrar el poder como sucedió en las elecciones intermedias, pero los enfrentamientos y división los llevó a tomar decisiones equivocadas y las consecuencias fueron desastrosas, ahora viven un momento similar, solo que los agachones son traicioneros y ya estarán buscando en donde acomodarse, porque saben de antemano que la diputada federal Georgina Trujillo será quien dé las cartas en la próxima jugada política y ya ha mostrado que opera con incondicionales y amigos, haciendo a un lado el trabajo partidista y la militancia, está repartiendo las delegaciones federales y apoderada del PRI, aun con la derrota que tendrá si es nominada candidata a gobernadora en 2018 saldrá ganando, Juan Manuel Fócil, es un político que ha entendido que la política son alianzas y pactos, mientras que Adán Augusto López Hernández, al igual que su ex compañerito de banca de la universidad José Antonio de la Vega, creen que la soberbia les ayuda mucho… Qué triste espectáculo están dando los priistas al condenar y acusar al ex gobernador de Veracruz Javier Duarte y al ex Gobernador de Sonora Tomás Yarrington, que aunque son casos distintos se llenan la boca acusándolos de corruptos, como si antes no hubieran comido de la misma mano y de la misma mesa, se olvida el presidente Enrique Peña Nieto que en el caso de Quintana Roo, tiene aún pendiente llevar a cuentas al ex gobernador Borges que tuvo escandalosos señalamientos de corrupción y no le hicieron nada… Nos leemos mañana.
