Abiud Pérez Olán
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Villahermosa cuenta con cuatro mercados importantes ubicados en las principales colonias de la capital, el mayor de todos y más representativo, es el mercado Pino Suárez, donde se concentra el mayor consumo a proveedores de la región, le sigue el mercado de Tamulté, Atasta y el mercado de la Sierra, todos ellos enmarcados dentro de la estructura de la administración municipal, los mercados públicos dependen precisamente del ayuntamiento y son los que tienen la responsabilidad de darle el mantenimiento y la administración a cada uno, la falta de un reglamento adecuado a los tiempos que no sólo le dé los derechos necesarios a los locatarios, sino también a la administración municipal para recaudar los recursos económicos que hagan financiable a estas instituciones.
Ahora que se ha desatado la polémica por la reconstrucción del mercado Pino Suárez, valdría la pena remontarse a la estructura administrativa de cada uno, pero sobre todo, de la central de abasto más grande de esta ciudad, la protesta e inconformidad de los trabajadores del mercado en cuestión, es precisamente por la falta de seguridad al retornar con el nuevo mercado, a la comercialización, al no tener en su reglamentación la seguridad de que se les respetará su antigüedad, el pleito entre los dirigentes y representantes de cada una de las organizaciones dentro del mercado Pino Suárez, hace más difícil tomar los acuerdos.
Faltan menos de 15 días para que el gobierno municipal informe a la Secretaría de Hacienda la iniciación de los trabajos del mercado Pino Suárez, o de lo contrario, tendrá que devolver los 149 millones de pesos que fueron ofertados para la remodelación del nuevo mercado, el proyecto se ha presentado y fue aprobado, es un edificio que tendrá aparte de la seguridad, estacionamiento que tanta falta le hace y se propone corregir el servicio con medidas más higiénicas, una construcción de acuerdo a los nuevos tiempos, que también le servirá a la capital como una representación y atractivo turístico.
De no llevarse a cabo esta obra, afectará la imagen del alcalde Gerardo Gaudeano Rovirosa, a quien hasta el momento le han fallado sus operadores políticos en esta materia, pues no se ve que avancen de manera alguna las negociaciones para la construcción del mercado, el tiempo se acorta y los ojos de todo Tabasco están pendientes de cuál será el desenlace en esta obra que tanta necesidad existe en su construcción y que al parecer, unos cuantos se niegan a poner su interés para que se lleve a cabo, los locatarios de esta central de abasto no han tenido la información completa y por ello el descontento.
El recurso asignado para el mercado Pino Suárez, no se puede utilizar en otro mercado o para otra obra, es exclusivamente para el proyecto presentado, de no lograrse las negociaciones para que se permitan los trabajos, este recurso tendrá que ser regresado a la Federación y desde luego, el daño que se habría causado, será irreparable, los tiempos económicos que vive el país, harán difícil que cuando menos en los próximos cinco años se vuelva a aceptar otra propuesta como la que ya se aceptó para el nuevo mercado y no habrá dinero y nos quedaremos de nueva cuenta, con un mercado inoperante, antihigiénico, en donde las mafias se lograron imponer y al gobierno le habría faltado capacidad para imponer la ley.
Grillos y grillas
En algunas partes del país, incluso en la Ciudad de México, se acaba de presentar, a través del gobierno capitalino, una propuesta para que los mercados públicos sean operados por la iniciativa privada, lo que vendría a convertirlos, al parecer, en más funcionales, al convertirlos en centros administrados con calidad y sobre todo, con la responsabilidad del dinero privado, los mejores mercados del país, como los de Sinaloa y Sonora, por citar dos ejemplos, no sólo gozan de una gran limpieza e higiene, sino que cuentan con estacionamientos y son administrados por el municipio, pero con un reglamento hecho para que ambas partes, locatarios y gobierno cumplan con su responsabilidad; en el caso de Tabasco, los mercados funcionan sin reglamento, nadie se ha atrevido como alcalde, a reglamentar su funcionamiento y sobre todo, la exigencia a quienes tienen las concesiones en los mercados, de cumplir con las normas que se marcan por este crecimiento demográfico que hemos tenido, el mercado Pino Suárez es un ejemplo de la anarquía y la corrupción de las autoridades municipales… El temor a innovar y sobre todas las cosas a hacer válida la ley, es lo que ha propiciado que los alcaldes y los cabildos no tengan reglamentos adecuados para el funcionamiento de los mercados públicos, que se han convertido en un negocio de los encargados de las direcciones de fiscalización y los administradores de los recursos de las comunas, la venta de espacios alrededor del mercado y en los pasillas, es una prohibición de la mayoría de los mercados del norte y centro del país, sin embargo en Tabasco es el gran negocio de los presidentes municipales que convierten esta parte en un negocio ilegal, al igual que el clandestinaje de alcohol… Muy importante el golpe que asestó la Fiscalía del Estado en la lucha contra la delincuencia organizada, en la región de la Chontalpa, ojalá y no todo quede tan sólo en un escándalo mediático y logren comprobar los delitos señalados para que respondan los inculpados por su cometido, de ellos depende la aplicación de la ley y nada más… Nos leemos mañana.
