Abiud Pérez Olán
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Precisamente, por encontrarse Tabasco en uno de los peores momentos de su historia en materia de inseguridad, resulta muy necesario que se explique con claridad a cuatro días de los trágicos hechos que se registraron en la colonia Atasta, por el enfrentamiento entre agentes ministeriales y elementos de seguridad pública con el saldo de un ministerial muerto, otros gravemente heridos y un civil que también resultó lesionado por una de las balas que se cruzaron entre unos y otros.

El hermetismo con que han actuado las autoridades responsables de las corporaciones en cuestión, ha despertado demasiadas hipótesis y comentarios que ponen en entredicho no sólo el trabajo preventivo de la policía estatal, sino también de la fiscalía que ahora se dice está metido en un gran desorden y que serían responsables de muchos delitos que se comenten en la entidad, estos comentarios causan mucho daño, porque la sociedad se encuentra aterrada por la ola de violencia y la policía metida en estos escándalos.

La prepotencia y actitud poco profesional de la policía ministerial en Tabasco, es un señalamiento que constantemente se hace y que es una de las hipótesis que causó el cruento enfrentamiento, pero lo que más llama la atención, es el señalamiento que llevan a la versión de que los agentes de elite, de investigación de robo de autos, intentaban asaltar el oxxo ubicado en la colonia Atasta, lo que pone en entredicho a la fiscalía y la honestidad que pregona y exigen para ex funcionarios, el fiscal Fernando Valenzuela Pernas, precisamente al no haber una respuesta oficial, los rumores siguen circulando.

Quizá el acto de soberbia y prepotencia de parte de los ministeriales, que desembocó en el lamentable hecho pudiera ser menos que le otro comentario que circula por todo el estado de Tabasco, en torno a que estos servidores públicos con armas de grueso calibre, intentaban asaltar el oxxo de esa populosa colonia, porque resulta inaudito que no se identificaran los ministeriales ante la policía preventiva por cualquier motivo que hubiese propiciado su presencia en ese lugar, que triste y lamentable que sucedan estos hechos trágicos en tiempos en que los tabasqueños necesitan tener seguridad y confianza en la policía.

Tanto el Secretario de Seguridad Pública Martínez Luis, como el Fiscal General del Estado Fernando Valenzuela Pernas, deben una explicación a los tabasqueños para evitar que la suspicacia y los rumores crezcan en estos momento críticos, la delincuencia está desatada, los asaltos, robos a casa habitación, secuestros y homicidios dolosos van en aumento, y este tipo de conflictos entre los cuerpos policiacos, sólo sirven a los penosos intereses del hampa, mientras que la ciudadanía se encuentra desamparada, el tema no puede quedar ahí como muchos que no se atienden y sólo sirven para aumentar el delito y la impunidad.

La balacera que se originó el pasado nueve de julio, entre los efectivos de seguridad pública y agentes ministeriales asignados a una elite de investigación de robo de autos, sigue en medio de la confusión, el hecho de no ser aclarado y que las autoridades involucradas guarden total hermetismo, podría interpretarse de que de alguna manera se trata de proteger a los involucrados y a las corporaciones que se inmiscuyeron en estos lamentables hechos, en donde el único perdedor es la sociedad tabasqueña.

La falta de credibilidad en la función pública y aún más en los cuerpos policiacos, aumentan con una percepción negativa por la corrupción que campea entre las autoridades procuradoras e impartidoras de justicia y estos tristes y lamentables hechos al no ser aclarados irrita más a la sociedad.

Grillos y grillas
En medio de agravios e impugnaciones, el presidente Enrique Peña Nieto logró su propósito de imponer en la Dirigencia Nacional del PRI a Enrique Ochoa Reza, un dirigente que a partir de ahora tendrá que trabajar mucho para despejar la duda y la molestia que desencadenó su nombramiento, luego de la renuncia de un priista con liderazgo serio y una militancia comprobada de Manlio Fabio Beltrones, el nuevo dirigente que desde la tarde de ayer tomó protesta como Presidente del Comité Ejecutivo Nacional, no sólo tendrá que cambiar su actitud, sino también la imagen, a Enrique Ochoa Reza la militancia priista no lo conoce como parte del grupo político de ese instituto, pero si lo recuerda como el funcionario de Comisión Federal de Electricidad que no pudo hacer valer la palabra del presidente Enrique Peña Nieto y elevó las tarifas eléctricas que le ha costado una mala imagen al Gobierno de la República, es un tecnócrata formado en importantes universidades, pero poco conocimiento tiene de la realidad y vida del pueblo mexicano, esto que se hizo con la imposición de Ochoa Reza es la estocada final que esperaba el PRI para prácticamente desaparecer, su imposición será muy costosa para el PRI y desde luego para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, los que aplaudieron ayer su asunción, son los perdedores que en un trasnochado institucionalismo buscan llevar agua para su molino, tiempos difíciles para el PRI, aun cuando quieran recomponer el rumbo, metiendo a la cárcel a dos ratoncitos, mientras que los ratones grandes se pasean de Palacio Nacional a los Pinos… Los errores de la Presidencia de la República es por la falta de visión de quienes tienen la obligación de asesorar y cuidar la imagen presidencial, así como salieron mal las reformas constitucionales, el impulso a las bodas entre personas del mismo sexo, resulta el veto para los futuros ex gobernadores de Veracruz y Quintana Roo, que tratan de salvar el pellejo a como dé lugar aunque ahora ya saben, que serán entregados al festín para disfrute de un pueblo que quiere venganza ante la impunidad de los funcionarios públicos, sólo que con esos dos que futuramente serán entregados, no les alcanza para ganar imagen… Nos leemos mañana.