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Luis Enrique Martínez Sepultureros ¿Por qué el PRI y PRD son partidos en peligro de extinción en Tabasco? ¿Qué los separó del PAN? ¿Quiénes cavan su tumba? Faltan interrogantes a plantear como sobran respuestas, argumentos sólidos para identificar la enfermedad que tiene en terapia intensiva a las fuerzas políticas que contribuyeron a la educación y […]
25 de mayo de 2024

Luis Enrique Martínez

Sepultureros

¿Por qué el PRI y PRD son partidos en peligro de extinción en Tabasco? ¿Qué los separó del PAN? ¿Quiénes cavan su tumba? Faltan interrogantes a plantear como sobran respuestas, argumentos sólidos para identificar la enfermedad que tiene en terapia intensiva a las fuerzas políticas que contribuyeron a la educación y formación política de una generación única al trascender dos siglos y un milenio. ¿Dónde está esa claque? En nueve años, la amplia mayoría mudó al hermano menor, mejor dicho a la casa que con disciplina y constancia construyó quien representa el personaje del pasaje bíblico del «hijo pródigo» en tiempos del cambio climático: Andrés Manuel López Obrador.

Será tarea de historiadores, sociólogos y demás interesados en el fenómeno partidista como en su momento lo hizo don Pablo González Casanova con su obra La democracia en México, escudriñar en el fondo de la olla para conocer las causas de la indigestión convertida en enfermedad terminal que disminuye fuerzas a las instituciones cuya cúpula de ayer y hoy pasó de la precariedad a la riqueza sin interés por edificar un patrimonio particular para cobijo de la obra de reconstrucción si en el lejano tiempo hubiera espacio para ello. Porque sobrevivir de a muertito como lo hace el remedo de Acción Nacional, no tiene caso; sólo se es para el hazmerreír de la población ciudadana. Burla que contagia como el dengue o sofoca como el calorón.

Apuntes de unos y otros, si el abandono de la hemeroteca de la biblioteca «José María Pino Suárez» lo permite, deben registrar las etapas, grupos políticos, personajes y, por supuesto que si, gobernadores cómplices del virus mortal del PRI. Son episodios del acontecer político común porque como bien recordara el candidato Salvador José Neme Castillo, en Tabasco «todos nos conocemos por nuestros nombres y apellidos, y, a veces, por nuestros apodos». A propósito, 1988 podría ubicar el inicio del contagio o la secuela de la conspiración contra el presidente del comité estatal en 1983. Si es así, López Obrador ganó perdiendo porque aquella obligada dimisión ofreció tiempo para la reflexión y el esclarecimiento del futuro prometedor como oposición hasta 2018. ¿Dónde están Gustavo Rosario y los otros 13 alcaldes confabulados contra el alumno y el propio maestro gobernador Enrique González Pedrero?

En el basurero de la historia, sí, pero confiando en el dicho según el cual «en política, no hay político muerto». Así lo hizo Rosario Torres. Renunció al PRI por la imposición de Manuel Andrade Díaz como candidato a gobernador tras coordinar la defensa beligerante del fraude electoral que llevó a Roberto Madrazo Pintado al gobierno, el 19 de enero de 1995; fue fugaz candidato a gobernador en 2000 del PT; más adelante reapareció como procurador de Justicia del régimen de Andrés Rafael Granier Melo y, luego, secretario de Gobierno del gobernador Arturo Núñez Jiménez. Sin militancia ya, navegó con ex correligionarios y con ex adversarios del PRD. Curiosamente, ambos gobiernos salieron fallidos y peleados sus cabecillas. Roto incluso hasta el paisanaje y la relación familiar pues el primero fue perseguido y recluido por seis años en un hospital por cárcel como presunto responsable del desvío de recursos públicos, según la denuncia ante las autoridades competentes del segundo.

De esa época y de esos grupos son las raíces de Lorena Bourregard De los Santos y Juan Manuel Fócil Pérez, quienes podrían convertirse en los sepultureros del PRI y PRD, si como se vaticina, Morena arrasa en la elección del 2 de junio sacando un millón 200 mil votos lo cual significaría ganar los comicios de gobernador, 17 presidentes municipales y 21 diputaciones locales. De cumplirse el pronóstico electoral, así pasarían a la historia los candidatos adversarios de Javier May Rodríguez, siendo la excepción, pero no tanto, la candidata del Partido Movimiento Ciudadano, Minés De la Fuente Dagdug, que como el PT y PVEM, serían las comparsas premiadas de la contienda dominical.

¿Por qué PRD no aceptó aliarse al PRI y el PAN, sí? Simplemente, porque tanto Fócil Pérez como Beaurregard padecen la arrogancia pública que, en su momento, exhibieron Francisco Castillo y Solange María Soler para hundir hasta perder el registro electoral local al PAN en 2015, curiosamente, el año en el cual por vez primera compite Morena en una elección constitucional y May Rodríguez es el único que gana una elección municipal en Comalcalco. Así es, la experiencia del empresario político que alguna vez declaró que «en Tabasco no hay empresarios», supera por mucho la pasión de quien hizo talacha lejos de la base y sí en la cúpula priista para obtener una diputación federal suplente, un cargo menor en la administración pública estatal y una curul local. Y ya, no hay más en el palmares salvo sus múltiples intervenciones en los medios de comunicación convencionales y digitales como «analista política». De ahí, la enfermedad; el contagio, el cáncer terminal.

Registrar la pérdida del registro electoral de dos partidos políticos que gobernaron, es lamentable. Pierde o gana la democracia pero más será la desaparición de la pluridad política que vistió a Tabasco en la primera década. Si en las urnas, la mayoría ciudadana decide masivamente a favor de Morena, será la voluntad participativa de una comunidad olvidada por los representantes del PRI, PRD y PAN en los tres niveles de gobierno. Pero la pasión no debe celebrarse: no tener interlocutores podría congestionar al virtual gobierno de May Rodríguez. No obstante, la muralla de salvación estará en el Senado de la República con Rosalinda López Hernández, a quien la opinión pública generalizada, desde ahora ubica como la candidata y ganadora de la elección de 2024.

Digo
Fernando Mayans Canabal, en El Submarino. El sábado 18, como no lo hacía desde hace mucho, el candidato a presidente municipal de Centro, reapareció en la bohemia tipo el inolvidable Juan Sánchez. Postulado por el Partido Movimiento Ciudadano, regresó para recordar al perenne y universal maestro Gút. Dejó banderas para ondear, hizo breves comentarios acerca de la vida cultural de Villahermosa y Tabasco, a pesar de los pesares, y antes de continuar el prosélito entre las calles de la antigua capital, se tomó la fotografía con el maestro de teatro Jaime Olmedo, Juan Manuel Diego, reportero y, no podía faltar, Urrusti (Rogelio Chávez Maceda, para el registro civil). Hip.

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