Analizan manuscritos del Mar Muerto
Los Manuscritos del Mar Muerto, que, entre otros textos, incluyen las copias más antiguas de la llamada Biblia hebrea, habrían sido escrito por varios escribas, según un análisis del Gran Rollo de Isaías para el que se ha usado la inteligencia artificial. Un estudio que publica hoy Plos One y firman investigadores de la Universidad […]
21 de abril de 2021

Los Manuscritos del Mar Muerto, que, entre otros textos, incluyen las copias más antiguas de la llamada Biblia hebrea, habrían sido escrito por varios escribas, según un análisis del Gran Rollo de Isaías para el que se ha usado la inteligencia artificial.
Un estudio que publica hoy Plos One y firman investigadores de la Universidad de Groninga (Holanda) señala que ese manuscrito fue escrito por dos manos diferentes, aunque compartían un estilo muy similar, lo que sugiere un origen o una formación común.
Los Rollos, de más de 2 mil años de antigüedad, fueron descubiertos hace siete décadas (buena parte en las cuevas de Qumran, cerca del Mar Muerto) y contienen los manuscritos más antiguos de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) y muchos textos judíos antiguos.
El equipo dirigido por Mladen Popovic de la Universidad de Groningen analizó la escritura del Gran Rollo de Isaías, que parece casi uniforme, aunque ya se había sugerido que pudo ser realizada por dos escribas de escritura similar.

Analizan a detalle los caracteres
Entre los expertos, Lambert Schomaker, profesor de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, lleva tiempo trabajando en técnicas que permiten a los ordenadores leer la escritura a mano y ha investigado cómo la forma en que alguien sostiene un bolígrafo o un lápiz óptico afectaría a la escritura.
El uso de ordenadores es adecuado para analizar grandes conjuntos de datos, además, la imagen digital hace posible todo tipo de cálculos informáticos, a nivel micro de los caracteres, como la medición de la curvatura (llamada textural), así como de los caracteres completos (llamada alográfica).
El primer paso fue entrenar un algoritmo para separar el texto (tinta) de su fondo (el cuero o el papiro) y se desarrolló una red neuronal artificial que mantiene intactos los trazos de tinta originales realizados por el escriba hace más de 2 mil años.
Ciudad de México
Agencias

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