Beber y comer con etiqueta
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“Hoy vivimos en un mundo donde la limonada está hecha de sabores artificiales y la cera para los muebles está hecha de limones reales” Alfred Newman
Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
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jorgequirozvaliente@hotmail.com
Cada vez es más importante exigir el respeto a nuestros derechos y como sociedad, estar informados. Leer las etiquetas de los alimentos, puede ser un buen comienzo, ya que es el primer paso para una alimentación consciente; es una alerta sobre el contenido de grasas de todos tipos, sodio y azúcares agregados de los productos que adquirimos cotidianamente. El alto consumo de alimentos envasados ultraprocesados, se reconoce como un factor que contribuye a la mala salud.
Un alimento sin procesar o mínimamente procesado consiste en plantas o animales que no han tenido algún procesamiento industrial. Algunos ejemplos son: frutas, verduras, nueces, semillas, pescado o carne fresca, agua o leche sin sabor. Los alimentos y bebidas procesados son adicionados con alguna grasa, aceite, azúcar, sal u otros ingredientes. También se incluyen aquellos que utilizaron métodos de conservación como salazón o fermentación. Por ejemplo: verduras enlatadas, pescado en aceite, carnes saladas o ahumadas, etc.; los alimentos ultraprocesados usan saborizantes, aditivos y colorantes para parecer alimentos verdaderos cuando no lo son. En este grupo están los pastelillos, la confitería, la comida rápida, las bebidas azucaradas y la leche con sabor, entre otros.
Para mantener una dieta sana y evitar la obesidad hay que tomar en cuenta qué consumimos y evitar lo ultraprocesado, que nuestra dieta se base en alimentos naturales. Los alimentos ultraprocesados son fuente importante de energía, grasa, grasa saturadas, grasa trans, sodio y azúcares agregados, que pueden contribuir al aumento del riesgo de enfermedades crónicas. En los países de altos ingresos, aproximadamente el 50% de la energía diaria proviene de este tipo de productos. Por lo tanto, si se disminuye la ingesta de éstos, se tiende a una dieta más saludable y con menor riesgo de enfermedades.
En México, a partir de 2014, se publicaron los lineamientos que establecen la información que deben colocar en el área frontal los productores de alimentos y bebidas no alcohólicas, así como un manual con valores de referencia por nutrimento y energía para informar al consumidor el su contenido nutrimental y aporte energético. La modificación al etiquetado entró en vigor en 2015 (https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/55012/ManualEtiquetado_VF.pdf).
Las etiquetas de los alimentos proporcionan información nutricional en el punto de compra y consumo y son reconocidas como una estrategia integral para mejorar la dieta al hacer que la información esté disponible para buscar opciones más saludables. Las etiquetas tradicionales de los alimentos, incluyen la información nutricional, el tamaño de la porción y los ingredientes. Según encuestas, algunos grupos de consumidores leen más el etiquetado, por ejemplo mujeres, personas con ingresos más altos, jóvenes conscientes de su peso o personas que tienen una enfermedad crónica.
La atención del consumidor debe centrarse en la comprensión de las etiquetas y con ello ejercer el derecho a la información; y en su caso, exigir que la información que proporcionan los fabricantes sea clara y verídica, ya que muchos productos (como golosinas), principalmente destinados a consumirse por niños y jóvenes, deberían incluir leyendas como las de los cigarros “este producto es altamente nocivo para la salud”.
