Agrotendencias
Salarios y productividad (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “Dale al trabajador su salario, antes que se haya secado el sudor de la frente” Mahoma Elisabeth Casanova García Jorge Quiroz Valiente afgha@hotmail.com jorgequirozvaliente@hotmail.com Después de tantas fiestas por fin aterrizamos en nuestra realidad. Uno de los componentes de este nuevo año, es el aumento del […]
6 de enero de 2019

Salarios y productividad
(tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

“Dale al trabajador su salario, antes que se haya secado el sudor de la frente” Mahoma

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
Después de tantas fiestas por fin aterrizamos en nuestra realidad. Uno de los componentes de este nuevo año, es el aumento del salario mínimo. El aumento fue por decreto, después de muchos años en el que el salario mínimo fue anticonstitucional, pues el artículo 123 menciona entre otras cosas que “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. El equilibrio del mercado requiere que el salario real del trabajador iguale necesariamente el valor de lo que produce.

La agricultura representó el 31% del empleo mundial en 2013, frente al 45% en 1991. Si bien se espera que las cifras que trabajan en la agricultura continúen disminuyendo con el tiempo, la escala de los trabajadores pobres y la naturaleza incierta del trabajo agrícola requiere que el mundo se centre en abordar los déficits de trabajo decente en todos los niveles. En particular, en los países en desarrollo, existen limitaciones importantes que requieren atención urgente, incluido el papel no reconocido en gran medida de las mujeres en la agricultura, habilidades inadecuadas, exclusión de los trabajadores agrícolas de las leyes laborales nacionales, salarios bajos, condiciones de trabajo peligrosas y una alta incidencia de niños y niñas, trabajo forzado.

De acuerdo a algunos analistas, el salario mínimo actual, sólo cubre el 84% de la canasta básica, es decir, ni siquiera la alimentación de una familia. Falta considerar las actividades culturales, de distracción, ropa, etc. Haciendo una estimación austera, debería ser mínimo de $170.00 diarios.

Partiendo de que a a ningún empresario le molesta subirle el sueldo a quien produce más, pero si no sucede así, lo único que pudiese suceder es que los costos de productos y servicios se incrementen y después de que venga esta inflación, ese salario mínimo volvería a estar en las mismas condiciones.

De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, el crecimiento mundial del salario registra el nivel más bajo desde 2008 mientras que las mujeres todavía ganan 20% menos que los hombres.

Se realizó una evaluación de un sistema de producción agropecuario en el que el dueño de una finca cafetalera en Guatemala, repartió la finca en ocho manzanas por trabajador y se las dio bajo su cuidado, debiendo ellos realizar todas las labores culturales de la misma; les provee los insumos necesarios y apoya con las herramientas que le soliciten. El sistema ha resultado muy eficiente, ya que mejora la productividad. Cada trabajador gana una cuota mensual, más una bonificación al final del año, si llegan a la meta de producción. Los trabajadores están felices y buscan cómo aumentar cada día la productividad, al proponer nuevas formas de manejo. Aunque existe competencia, no implica desbaratar a tu compañero para obtener mayor ganancia.

El trabajo por productividad sí funciona, especialmente en el campo. si se sabe implementar, sobre todo es importante tomar en cuenta a los trabajadores, pues los patrones no lo saben todo, y la experiencia ayuda a resolver problemas.

En realidad, los trabajadores reciben otras compensaciones, como son las aportaciones a la Seguridad Social, a pensiones, a sanidad y pago de impuestos que suelen formar parte de la remuneración total. Si logramos mejores servicios por parte del estado, el trabajador se verá mucho más beneficiado.

En los países más desarrollados, la clase trabajadora representa la población mayor y la diferencia entre un médico especializado y un obrero de la construcción estriba en el tipo de trabajo, lo que crea una sociedad prolija.

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