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Trabajemos por el bien común (tiempo estimado de lectura: 6 minutos) “Tenemos un énfasis en la formación de personas, pero no con una formación social, espiritual y material para el bien común” Rigoberta Menchú Elisabeth Casanova García Jorge Quiroz Valiente afgha@hotmail.com jorgequirozvaliente@hotmail.com Ante los próximos cambios, tanto en lo económico como social, vale la pena […]
25 de noviembre de 2018

Trabajemos por el bien común (tiempo estimado de lectura: 6 minutos)
“Tenemos un énfasis en la formación de personas, pero no con una formación social, espiritual y material para el bien común” Rigoberta Menchú

Elisabeth Casanova García
Jorge Quiroz Valiente
afgha@hotmail.com
jorgequirozvaliente@hotmail.com
Ante los próximos cambios, tanto en lo económico como social, vale la pena reflexionar y visualizar en qué entorno queremos vivir. La conclusión razonada seguramente que el cambio debe venir del interior de uno mismo y no esperar que el entorno nos obligue a cambiar. Uno de los problemas más sentidos es la inseguridad. Se pueden hacer hipótesis sobre sus causas, pero en Tabasco, las dos más impactantes son el desempleo y la falta de valores o doble moral.

¿Qué podemos y debemos hacer para participar en la disminución de estos problemas? Primero, debemos tener arraigo, sentido de pertenencia y valorar el “bien común” que se refiere en general al bienestar de todos los miembros de una comunidad. Sentir y pensar, que las instituciones públicas y el entorno son parte de nuestro patrimonio; abordándolo de esta manera, seremos capaces de arreglarlo y defenderlo. El ambiente de violencia e inseguridad es producto de factores socioeconómicos y culturales.

El éxito logrado en abatir los índices de inseguridad en algunas zonas de México, se basa en la cultura de la legalidad que involucra a escuelas, padres de familia, iglesias y organizaciones comunitarias. Una comunidad cohesionada socialmente y con una policía que se siente parte de ella, cuenta con la confianza y trabaja en conjunto, es generalmente menos vulnerable a las amenazas externas.

El pequeño reino de Bután, un país donde la felicidad es muy importante, más que el turismo, ahí existe un ministerio de la felicidad y leyes para ser felices, es decir incluye la felicidad en su evaluación de lo bien que está haciendo como sociedad. La lista de actividades no necesariamente produce bienes materiales o servicios esenciales; el arte visual, el teatro, la música y otros entretenimientos, contribuyen al bienestar general de una sociedad. La plenitud que proporcionan los satisfactores económicos tiene un limite, aunque la ambición no.

Hay miles de productos fabricados por el hombre, altamente tóxicos y muchos de los cuales no sabemos si son peligrosos. Simplemente la generación de basura no degradable, debería ya estar restringida en muchas actividades. Esto es una falsa percepción de la libertad, pues atacamos el bien común, que es parte del bienestar de nuestra sociedad.

Gran parte de la producción mundial de alimentos, especialmente en los países «desarrollados», está en manos de empresas multinacionales que tienen poca consideración por las necesidades nutricionales de las personas o las condiciones locales. Solo están interesados en proteger sus resultados, ignorando los deseos de las comunidades en las que operan.

La industria farmacéutica gasta más en mercadotecnia que en investigación. Si lo que producen es tan importante para la sociedad porque es vital para nuestra salud ¿Por qué los medicamentos patentados cuestan más que los genéricos?

En estos ejemplos, hay roles de las personas, en cuanto a que sus actividades van más allá de lo moralmente defendible. También hay actividades que son legítimas en sí mismas, pero su impacto en el medio ambiente puede ponerlas a prueba. La producción de alimentos insalubres, mantiene a varios miles de personas empleadas, pero también es incorrecto; a largo plazo sería más barato pagar para que estas personas tengan otras ocupaciones.

Como individuos, solo tenemos que lidiar con la publicidad de estas compañías. Nos lo debemos a nosotros mismos, a nuestros descendientes, a nuestros semejantes, a todos los demás. ¿En qué medida nuestro trabajo y nuestras actividades están acordes a la ética y valores?

En los países en desarrollo, la mayoría de las zonas urbanas son relativamente pequeñas (ciudades de 500,000 habitantes o menos). Las ciudades pequeñas y pueblos pueden desempeñar una función catalizadora en la transformación social, empezando por nuestras familias y localidades.

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